León, Guanajuato (Lunes, 26-03-2012, Gaudium Press) Al mejor estilo mexicano, miles de fieles católicos obligaron a Su Santidad Benedicto XVI a salir del Colegio de Miraflores, su lugar de alojamiento, para saludarlos una vez más: entonaron las canciones tradicionales de la región en una espontánea serenata. El resultado fue un cálido encuentro no previsto por los organizadores, en el que el Santo Padre reiteró su agradecimiento por la acogida brindada por más de un millón y medio de feligreses.
«Ahora comprendo por qué Juan Pablo II se sintió mexicano», expresó Su Santidad, en medió de la alegría y el ambiente festivo de los presentes. También les aseguró que hubiera deseado permanecer más tiempo con ellos, pero que debía continuar su peregrinación hacia Cuba. Los cantos y gritos de adhesión renovada al Santo Padre sólo se silenciaron cuando el Pontífice se dispuso a impartir su bendición apostólica. En ese momento, el gentío guardo silencio mientras la mano del Santo Padre trazó la señal de la cruz sobre ellos. Los cantos y la alegría popular volvieron a la calle mientras Benedicto XVI se despidió una vez más del pueblo mexicano para descansar y prepararse para su viaje apostólico.
Con información de SIAME
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