Menú 
Redacción (Martes, 27-03-2012, Gaudium Press)
«El Viacrucis no es una cosa que pertenece al pasado y a un determinado punto de la tierra. La cruz del Señor abraza al mundo; su «Vía Crucis» atraviesa los continentes y los tiempos. En el Viacrucis no podemos ser solo espectadores. También nosotros estamos incluidos, por eso debemos buscar nuestro lugar: ¿dónde estamos?
En el «Vía Crucis» no existe la posibilidad de ser neutro. Pilatos, el intelectual escéptico, buscó ser neutro, quedar fuera; pero, precisamente así, tomó posición contra la justicia, para no poner en riesgo su carrera.
Debemos buscar nuestro lugar
En el espejo de la cruz vemos todos los sufrimientos de la humanidad de hoy. En la cruz de Cristo vemos el sufrimiento de los niños abandonados, abusados; las amenazas contra la familia.
Pero vemos también «estaciones» de consuelo. Vemos a la Madre, cuya bondad permanece fiel hasta la muerte, y más allá de la muerte. Vemos a la mujer corajuda que está delante del Señor y no tiene miedo de mostrar la solidaridad con este Sufridor.
Vemos a Simón, el Cirineo, un africano, que carga con Jesús la cruz.
Vemos, por último, a través de estas «estaciones» de consuelo, que, así como los sufrimientos no terminan, tampoco los consuelos terminan.
Vemos como, en el «camino de la cruz», Pablo encontró el celo de su fe y encendió la luz del amor. Vemos como San Agustín encontró su camino: así San Francisco de Asís, San Vicente de Paul, San Maximiliano Kolbe, la Madre Teresa de Calcuta. Y también nosotros somos invitados a encontrar nuestra posición, a encontrar, con estos grandes, corajudos santos, el camino de Jesús y para Jesús: el camino de la bondad, la verdad; el coraje del amor.
Pidamos al Señor que nos ayude a ser «contagiados» por su misericordia. Recemos a la Santa Madre de Jesús, la Madre de la Misericordia, para que nosotros también podamos ser hombres y mujeres de misericordia y, de esta forma, contribuir para la salvación del mundo; para la salvación de las criaturas; para ser hombres y mujeres de Dios. (Conferir Discurso Benedicto XVI después de la Vía Sacra, el Viernes Santo, 14 de abril de 2006)
Que estas luminosas enseñanzas del SS. el Papa Benedicto XVI sobre el Vía Crucis sirvan de molde para estimular a todos aquellos que, en el tiempo litúrgico de la Cuaresma llevan adelante esta práctica tan piadosa y siempre estimulada por la Iglesia a lo largo de los siglos.
Así, ya hace algunos años los Religiosos y Religiosas de Maputo [Mozambique – África] se reúnen para recorrer juntos las estaciones de la Vía Sacra. La misma se ha realizado en la Casa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en el Barrio de Malhangalene.
En este año 2012, la fecha fijada por la CIR-CONFEREMO -organismo que congrega a todos los religiosos y religiosas en Mozambique – fue el día 18 de marzo pasado. Más de dos centenas de personas – religiosos y religiosas, acompañados de aspirantes y novicios de decenas de Congregaciones que se dedican a la vida misionera aquí en África – participaron piadosamente de esta ya tradicional Vía Sacra.
Después de la 14ª estación hubo una pausa para confesiones. Los sacerdotes se dispusieron en diversos lugares del parque de la Casa y por largo tiempo se pusieron diligentemente para el sacramento de la reconciliación.
En seguida se rezó la 15ª estación dentro de la Capilla y, con la bendición final, todos retornaron a sus Casas, fortalecidos por la oración.
Por Arão O. Mazive
Deje su Comentario