La Habana (Jueves, 29-03-2012, Gaudium Press) La Iglesia Católica en Cuba posee alrededor de siete mil voluntarios que hace más de 20 años sirven a millares de ancianos del país.
Mercedes Hernández, voluntaria de la Cáritas Cubana |
Son 400 grupos apoyados por el Catholic Relief Service (CRS) para América Latina y el Caribe -el CRS es un organismo de la Iglesia de los EE. UU.. Esos grupos administran refectorios populares, donde las refecciones son gratuitas y que, en muchos casos, funcionan en las propias casas de los voluntarios. Además de eso estos voluntarios católicos se encargan de la higiene y hasta del lavado de ropa de esos ancianos.
La CRS forma parte de la red internacional católica conocida como «Cáritas» que tiene su actuación esparcida por diversos países.
El objetivo de la Cáritas Cubana, según su directora, Maritza Sánchez, no es solo ayudarlos en sus necesidades básicas, sino también «buscamos crear espacios para que ellos puedan compartir con otras personas los mismos intereses». «Queremos envolverlos, y así cambiar su estilo de vida para que descubran su potencial», explica.
Robyn Fieser, directora del CRS, estuvo recientemente en el comedor de la parroquia San Agustín y tuvo oportunidad de conversar con una anciana de 87 años que es favorecida por la institución de la Iglesia. Ella almuerza en ese lugar hace 12 años y, además de las refecciones, ella recibe una ayuda para cubrir sus gastos.
Mercedes Hernández, encargada de cuidar del refectorio dice que la Iglesia es muy importante para ella, es su familia. La hija de Mercedes dejó Cuba hace más de 25 años y solo en 2010 que ellas pudieron verse nuevamente. Durante todo ese período Mercedes pasó la mayoría de su tiempo en la Iglesia de San Agustín.
Todos los que se alimentan en la parroquia son conocidos de Mercedes. Ella sabe el nombre, dirección y motivo porque cada uno va allí. Los ancianos reciben de su «madre» zapatos, jabón y a veces sábanas, pues ella conoce la necesidad de cada uno. (EPC)
Con informaciones de la ACI.
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