Ciudad del Vaticano (Lunes, 02-04-2012, Gaudium Press) El don de Jesús de su vida, su cuerpo y su sangre «exige que lo retribuyamos adecuadamente, o sea, con el don de nosotros mismos, de nuestro tiempo, de nuestra oración, de nuestro vivir en profunda comunión de amor con Cristo que sufre, muere y resucita por nosotros», dijo el Santo Padre en la homilía del Domingo de Ramos celebrada en el atrio de la Basílica vaticana en presencia de los arzobispos de Madrid, Cardenal Rouco Varela y de Río de Janeiro, Mons. Tempesta, responsables por la pasada y por la próxima Jornada Mundial de la Juventud. Por iniciativa del Beato Juan Pablo II, la JMJ es celebrada todos los Domingos de Ramos, y con encuentros mundiales de la juventud a cada dos o tres años en varias ciudades del mundo. El próximo año será en la ciudad brasileña de Río de Janeiro.
Antes de dirigir una palabra a los jóvenes presentes en la Plaza San Pedro, el Papa reafirmó el significado del Domingo de Ramos como siendo «la invitación a adoptar una mirada justa sobre la humanidad entera, sobre los pueblos que forman el mundo, sobre sus diversas culturas y civilizaciones». La mirada que «el creyente recibe de Cristo es una mirada de bendición: una mirada sapiente y amorosa, capaz de captar la belleza del mundo y apiadarse de su fragilidad. En esta visión, se manifiesta la propia mirada de Dios sobre los hombres que Él ama y sobre la creación, obra de sus manos», resaltó el Santo Padre.
En la Semana Santa, que se inicia con el Domingo de Ramos, en la cual «somos llamados a seguir a nuestro Rey que escoge la cruz como trono; somos llamados a seguir a un Mesías que no nos garantiza una felicidad terrenal fácil, sino la felicidad del cielo, la bienaventuranza de Dios. Por eso – dijo el Papa invitando a los fieles – debemos preguntarnos: ¿Cuáles son nuestras reales expectativas? ¿Cuáles son los deseos más profundos que nos animaron a venir aquí, hoy, a celebrar el Domingo de Ramos e iniciar la Semana Santa?»
A los jóvenes Benedicto XVI hizo votos de que el Domingo de Ramos pudiese ser «el día de la decisión: la decisión de acoger al Señor y seguirlo hasta el final, la decisión de hacer de su Pascua de muerte y resurrección el sentido de vuestra vida de cristianos. Es la decisión que lleva a la verdadera alegría».
El Domingo de Ramos fue de agradecimiento por la JMJ en Madrid. En esta ocasión 5 mil jóvenes españoles fueron a Roma acompañados por su arzobispo, el Cardenal Antonio M. Rouco Varela con el auxiliar Cesar A. Franco Martínez. Fue también una ocasión para los brasileños ir a encontrar a los españoles e intercambiar las últimas experiencias para la próxima JMJ en Río de Janeiro. De Brasil estuvieron presentes en la Misa con el Papa, el Arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani João Tempesta con dos obispos auxiliares, Mons. Antonio A. Dias Duarte y Mons. Paulo César Costa.
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