Roma (Lunes, 02-04-2012, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal Italiana presentó recientemente la segunda edición de su Rito de Exequias, publicado por la Librería Editrice Vaticana. El texto introduce nuevas oraciones y algunos cambios en los textos bíblicos y rituales. También se destacó la inclusión de un apartado especial referido a las cremaciones, con indicaciones pastorales concretas que incluyen el depósito final de las cenizas en un cementerio y no autorizan que se esparzan o se conserven en otros lugares. El acto se llevó a cabo en la sede de Radio Vaticano y fue presidido por el Secretario de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Mons. Domenico Pompili.
Esta publicación tiene mucha importancia en una época que intenta con torpeza ocultar el hecho de la muerte, según explicó Mons. Pompili. «La muerte de hecho se elimina del horizonte de la vida cotidiana», aseguró, «incluso desde el punto de vista de la percepción, mientras que prolifera su espectacularización». El obispo criticó en este sentido que las familias no acompañen a los ancianos y enfermos terminales en el momento de su fallecimiento, o que no se permita a los niños ver el cuerpo de sus abuelos. El mundo es, entonces, «analfabeta y mudo frente a un evento que es, sin embargo, parte de la vida», afirmó.
Mons. Angelo Lameri, miembro de la Oficina Nacional de Liturgia de la CEI, expuso las novedades de esta edición del Rito de Exequias. Un momento de visita a las familias, que no se contemplaba anteriormente, permitirá a los sacerdotes «compartir el dolor, escuchar a los familiares afectados por el luto, y conocer algunos aspectos de la vida de la persona difunta con el fin de ofrecer un recuerdo correcto y personalizado durante la celebración de las exequias», explicó. El prelado también comunicó la introducción de nuevas oraciones que se adaptan a diversas circustancias, «para una persona mayor, para una persona joven, para una persona que murió de repente y así sucesivamente».
El cambio más notable es, posiblemente, un apéndice que trata especialmente las exequias en caso de cremación. En estos casos, el texto señala que «la cremación se considera concluida cuando se deposita la urna en el cementerio». Mons. Lameri explicó que el Rito no admite que las cenizas sean esparcidas o se conserven en lugares diferentes: «estas prácticas producen no pocas preocupaciones sobre su plena coherencia con la fe cristiana, sobre todo cuando remiten a concepciones panteístas o naturalistas».
El obispo señaló que la práctica de la cremación es aceptada por la Iglesia, siempre que no se realice como signo de desprecio a la fe, pero recordó que «la sepultura del cuerpo de los difuntos es la forma más adecuada para expresar la fe en la resurrección de la carne, así como para favorecer el recuerdo y la oración de sufragio por parte de familiares y amigos».
Monseñor Alceste Catella, presidente de la Comisión Episcopal para la Liturgia de la CEI, afirmó finalmente que «este libro atestigua la fe de los creyentes y el valor del respeto y de la piedad hacia los difuntos, el respeto por el cuerpo humano incluso cuando ya no tiene vida. Testimonia la fuerte exigencia de cultivar la memoria, de tener un lugar cierto en el cual deponer el cadáver o las cenizas, en la certeza profunda de que ésto es auténtica fe y humanismo auténtico», concluyó.
Con información de Radio Vaticano y News.va
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