Bogotá (Lunes, 30-04-2012, Gaudium Press) «Queridos hermanos, es necesario abandonar el letargo para defender, con vigor y coherencia, la vida y la familia, los derechos de los menores, que prevalecen frente a los derechos de los demás, abriendo un debate nacional que lleve al pueblo colombiano a decidir, con libertad y consciencia, el tratamiento que quiere dar a estos temas»; es el llamado que ha hecho Mons. Juan Vicente Córdoba, Obispo de Fontibón y Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en una Carta Pastoral emitida este fin de semana, ante la eventualidad de que la Corte Constitucional de la nación suramericana profiera próximamente sentencia favorable frente a la adopción de menores por parte de parejas homosexuales.
Para Mons. Córdoba el respeto a la dignidad humana lleva al rechazo del aborto, del llamado «matrimonio» homosexual y de la adopción por parte de parejas homosexuales |
En dicha Carta Pastoral el prelado colombiano dice que observa «con perplejidad», como la Corte Constitucional, en decisiones recientes sobre vida y familia, «ha ido en contravía de una sana y correcta interpretación» de la Constitución política colombiana, y en contra «de los auténticos valores que dignifican a la persona humana».
Refiriéndose a los homosexuales, recuerda que la Iglesia no está «contra el reconocimiento de sus legítimos y auténticos derechos». Ante lo cual expresa: «Sabemos bien que, con independencia de su orientación e incluso de su comportamiento sexual, toda persona tiene la misma dignidad fundamental».
Mons. Córdoba señala que es precisamente por ese respeto a la dignidad de todo ser humano que católicos y personas de buena volundad deben oponerse a leyes que hablan de la despenalización del aborto, del matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parte de parejas homosexuales.
«No podemos permanecer pasivos ante el continuo atropello de nuestros valores. La Corte Constitucional tiene el deber de velar por la integridad y supremacía de la Carta Magna, pero no puede apropiarse la competencia de modificarla con interpretaciones acomodaticias, fruto de una ideología contraria al orden natural, a la dignidad auténtica de la persona humana y al querer del constituyente primario de 1991», asegura enfáticamente.
Afirmando que la familia, como «célula esencial y columna de la sociedad», se ha visto fuertemente afectada por decisiones del Tribunal colombiano, desconociendo, incluso, la definición constitucional de la familia como unión entre un hombre y una mujer, así como la «injusta despenalización del aborto», ocurrida en el año 2006, el Obispo de Fontibón expresa: «como Pastor de la Iglesia y ciudadano, con todo respeto, debo decir que la Corte Constitucional se está extralimitando de sus funciones. No sólo no está cuidando la integridad y supremacía de la Carta Magna sino que la está modificando, legislando de espaldas al sentir del pueblo, de quien deriva toda su legitimidad».
Finalmente, llamando para que decisiones «de tanta trascendencia para la vida nacional» se tomen en espacios políticos más abiertos, donde exista «una sana discusión de ideas», hace un apelo para que los colombianos de buena voluntad, se mantengan vigilantes y atendos, «dispuestos a defender la vida y la naturaleza auténtica de la familia».
Con información de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).
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