domingo, 24 de noviembre de 2024
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Papa habla sobre la pobreza de la pérdida de los valores espirituales a nuevos embajadores

Ciudad del Vaticano (Viernes, 04-05-2012, Gaudium Press) Hoy de mañana, en la presentación de las Cartas Credenciales de los 5 nuevos embajadores no residentes junto a la Santa Sede, el Pontífice reafirmó la necesidad de una movilización general para enfrentar los males que afligen a la humanidad y para que los Estados garanticen la libertad religiosa.

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Para el Pontífice hay que estar atentos a los varios tipos de miseria

Cinco nuevos embajadores junto a la Santa Sede iniciaron hoy el servicio de representación de su gobierno: Teshome Toga Chanaka de Etiopia, Dato’ Ho May Yong de Malasia, Naivakarurubalavu Solo Mara de la República de las Islas Fiji, Vigen Tchitetchian de Armenia y David Cooney de Irlanda. Este último viene por primera vez después de 81 años como embajador no residente, tras la decisión del gobierno irlandés en noviembre pasado de cerrar, por motivos económicos, su representación junto al Vaticano en Roma.

En su discurso pronunciado en francés, el Santo Padre habló sobre las dificultades provocadas a tantos pueblos por la pobreza. La globalización nos deja más próximos, pero nos pide también que estemos más atentos con quien sufre. Por eso, Benedicto XVI lanzó nuevamente un apelo para «enfrentar, en la justicia y la solidaridad, todo aquello que amenaza al hombre, la sociedad y el ambiente».

«El éxodo hacia las ciudades -observó- los conflictos armados, el hambre y las enfermedades que afligen a tantas poblaciones desarrollan de modo dramático la pobreza» que alcanza hoy «nuevas formas». La crisis económica mundial del 2008 además «conduce siempre a más familias a una precariedad creciente». La «soledad debida a la exclusión aumentó».

El Pontífice desafió al mundo político: «que los Estados hagan que las leyes sociales no aumenten las desigualdades y permitan a cada uno vivir de modo decente». El Santo Padre requiere el reconocimiento del papel social de las personas en la necesidad. Es necesario «resguardar a la persona en su integralidad y no solo el crecimiento económico». Pidió también la armonización «de los objetivos económicos» con las relaciones sociales, y garantizar «la democracia con respecto a la naturaleza».

La miseria de la pérdida de los valores espirituales

«Para reforzar la base humana de la realidad socio-política -afirmó- es necesario estar atentos también a otro tipo de miseria: la causada por la pérdida de referencia de los valores espirituales, de Dios». Pensando en los jóvenes, el Santo Padre resaltó el problema de la pérdida de los valores y la búsqueda de un ideal que les impone «paraísos artificiales» como droga y consumismo. El Papa advirtió que esto es efecto de la falta de amor que es «la gran pobreza». Por eso el Papa, al final de su discurso, lanzó un apelo por la libertad religiosa y por la valorización del patrimonio cultural y religioso.

«La religión -dijo- nos permite reconocer en el otro un hermano en la humanidad». Dejar, por tanto, a cada uno «la posibilidad de conocer a Dios, en plena libertad, lo ayuda a forjar una personalidad fuerte interiormente que lo tornará capaz» de ser un testigo del bien. Esto garantiza la construcción de una sociedad en la cual «la sobriedad y la fraternidad» dejarán atrás la miseria y se afirmarán «sobre la indiferencia y el egoísmo».

Los embajadores no residentes en Roma son recibidos por el Papa, juntos, dos veces al año: en el medio y al final. Según los Pactos Lateranenses, un embajador que representa al propio país junto a la República Italiana, no puede representarlo al mismo tiempo junto a la Santa Sede. Puede, a su vez, ser al mismo tiempo embajador junto a otro Estado. Un caso particular sucede con Irlanda. Después de tensiones diplomáticas recientes, el gobierno, aduciendo la difícil situación económica, decidió cerrar la embajada junto a la Santa Sede. Fueron cambiados también los embajadores. La Santa Sede también encargó al nuevo nuncio, Mons. Charles John Brown, no diplomático de formación, pero por largos 17 años funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe en la sección disciplinar, de una importante y delicada misión de sanar la situación de la Iglesia Católica en el país.

 

 

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