Ciudad del Vaticano (Miércoles, 09-05-2012, Gaudium Press) La Iglesia católica puede contribuir mucho en la búsqueda de varias personas en el exterior y en la asistencia espiritual y pastoral de las víctimas del tráfico humano. Es la conclusión de una conferencia que sucedió en el Vaticano sobre la lucha al tráfico de seres humanos, un problema mucho más grave y global de lo que se podría pensar. Las estadísticas son asustadoras y se refieren también a las personas de los países desarrollados. El encuentro promovido por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz reunió a representantes y especialistas en el problema de la policía, de las Conferencias episcopales de Inglaterra y Gales, Nigeria, de las Congregaciones religiosas y de las Embajadas británica y de los Estados Unidos junto a la Santa Sede.
El mercado de la venta de personas está creciendo. Las víctimas son usadas por motivos sexuales y por los órganos. La mayoría tiene menos de 25 años, pero se registran también casos de mayores. La eficacia de la prevención requiere una colaboración a nivel local e internacional. Esto dice respecto a la necesidad de coordinar la colaboración que encuentra diferencias en las leyes particulares. La Iglesia católica tiene un papel muy importante. Gracias a la presencia de sacerdotes y religiosas en los más variados lugares del mundo, es posible ayudar en la búsqueda de las personas, verificar la situación. Por eso es importante que los eclesiásticos y los religiosos sepan cómo controlar la situación y cómo actuar. La Iglesia puede también tener un papel en la asistencia pastoral y espiritual. Muchas víctimas precisan de oración y recuperar la propia dignidad.
El testimonio de Sophie Hayes
En la conferencia hubo un emocionante testimonio de Sophie Hayes, una joven inglesa víctima del tráfico humano. Su historia puede ser uno de los ejemplos de que el problema no alcanza solamente a mujeres del «tercer mundo», sino también a las del «primero». Sophie fue víctima de su novio, llevada a Italia, consiguió escapar y contactar a su madre después de seis meses. Hoy, muy conmovida cuenta su historia y se compromete a ayudar a las personas traficadas.
Muchas personas necesitan de rehabilitación psíquica, emocional y de terapia para regreso al trabajo. Dramáticas experiencias dejaron una fuerte herida en las personas. Entre los presentes en la conferencia internacional estaba la Hermana Eugenia Bonetti, MC, que ayuda a las mujeres traficadas en el norte de Italia. Es un mercado muy difuso. Según la ‘International Organization for Migration’, todos los años 500 mil mujeres y niños son víctimas solamente en Europa. La mayor parte proviene de Rumania, Nigeria y China.
Los grandes eventos como las Olimpiadas son los momentos en que el tráfico se desarrolla. Por eso en proximidad de las competiciones en Londres, el cardenal presidente de Justicia y Paz, Peter Kodwo Appiah Turkson, lanzó un apelo a la conferencia «para que estén muy atentos a la presencia de estos traficantes y a no caer en su trampa» afirmando que «la Iglesia está siempre disponible para dar asistencia» a todas las víctimas.
El purpurado de Ghana recordó después que recientemente el Papa manifestó preocupación en un mensaje al congreso mundial de la pastoral del turismo. En aquel documento el Papa resaltaba que «el turismo sexual es una de las formas más despreciables de desvío que devastan, desde el punto de vista moral, psicológico y sanitario, la vida de las personas, de tantas familias y, a veces, de enteras comunidades».
El presidente de Justicia y Paz reafirmó también el papel de la Iglesia. «Gracias a su presencia – observó – en todas partes del mundo y a su servicio a todas las personas la Iglesia está empeñada en la prevención y en el cuidado pastoral de las víctimas de tráfico sobre diversas fuentes, de aquella universal a la local, de la institucional a la «del terreno». Profundamente convencida de la igual dignidad de toda persona, ella no para de trabajar para que esta intrínseca dignidad sea reconocida y garantizada en cualquier circunstancia, para que no haya más esclavos ni liberados, sino sean todos uno en Jesucristo».
Del lado práctico, por parte de la policía inglesa, Kevin Hyland, de Londres, presentó el trabajo del ‘Specialist Crime Directorate Human Exploitation and Organised Crime’ de la Policía Metropolitana. Habló sobre la necesidad de la prevención, del cuidado pastoral y de las organizaciones no gubernamentales en la búsqueda de las personas y de las situaciones. Además de la prevención, en la conferencia fue resaltada la importancia de la información a las personas, y la formación de los sacerdotes y las monjas para responder a las varias situaciones.
La conferencia tuvo el objetivo de intercambiar experiencias y testimonios. El Obispo Lunch, auxiliar de Southwark, Inglaterra, resaltó que el encuentro es una oportunidad para que los varios grupos de vean juntos «cómo nosotros podemos hacer a las personas conscientes sobre esta tragedia». Los institutos de vida religiosa pueden ser «un brillante ejemplo», agregó.
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