Ho Chi Minh (Martes, 15-05-2012, Gaudium Press) Mayo, mes mariano por excelencia, es una oportunidad singular de vivir la unión de los católicos vietnamitas en torno a la devoción sincera hacia la Santísima Virgen. Las 26 diócesis de Vietnam han organizado diversas celebraciones que incluyen procesiones, poesías, ofrendas de flores y danzas tradicionales en honor a María. Al menos 198 parroquias en Saigón organizaron los «Dang Hoa», ofrendas florales y poesías a la Virgen en las que participan niños y jóvenes, según informó la agencia AsiaNews.
En Ho Chi Mihn, unos 500 exalumnos de institutos salesianos organizaron jornadas de oración y lectura de la Sagrada Escritura. Estas celebraciones llevan en procesión la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, que visita los hogares cristianos durante uno o dos días, lo que motiva espacios de oración organizados por las familias en los que se fomenta especialmente la oración por la paz.
En estas visitas marianas participan grupos de oración variados y se reúnen todo tipo de personas. «Nuestra Señora es el puente que nos une» manifestó Joseph Do Van Duc, empleado supervisor en una compañía, en diálogo con Asianews. «Orando juntos podemos generar comunión y ayudarnos más los unos a los otros».
Miembros de la parroquia Than Da explicaron la actividad: «Organizamos regalos florales, rezamos el rosario y oramos a la Virgen en el mes de mayo. La Virgen Madre ciertamente no olvidará nuestras familias. Que ella nos bendiga y le conceda la paz a nuestro país».
La diócesis de Phan Thiet reportó que unos diez mil vietnamitas peregrinan durante el mes a la gruta de Nuestra Señora de Ta Pao, cifra que es incluso superior para el Santuario de Nuestra Señora de La Vang. La historia de esta última advocación está íntimamente ligada a la persecución religiosa y numerosos peregrinos acuden a expresarle sus propios sufrimientos en un país con graves restricciones a la libertad religiosa.
«Yo misma sufro muchas dificultades», explicó Teresa, una peregrina de la parroquia de Than Linh. «Enfrento discriminación y falta de respeto en la oficina donde trabajo. Algunas veces he soportado amenazas, pero mantengo mi fe». Ella encuentra consuelo en la Santísima Virgen. «Cada día voy a los Redentoristas a rezar ante Nuestra señora del Perpetuo Socorro y siento paz en mi corazón. He visto varios no católicos ir y rezar con sus familias y niños. Los muros están llenos de obsequios de agradecimiento a María».
Con información de Asia News.
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