Buenos Aires (Jueves, 17-05-2012, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) emitió el día de ayer una declaración oficial sobre las leyes de «Muerte Digna» e Identidad de Género, aprobadas de forma simultánea en Argentina. Los Obispos miembros de la Comisión Ejecutiva de la CEA analizaron las leyes mencionadas y expresaron su rechazo a la introducción de la eutanasia pasiva en el orden legislativo, además de alertar sobre el grave riesgo de que la legislación permita «manipular la identidad sexual de los niños y dañarla de modo tal vez irreversible e incluso en contra de la voluntad de sus padres».
Mons. Arancedo integra la Comisión Ejecutiva de la CEA |
Sobre la ley de «muerte digna», los obispos reconocieron que la renuncia a los tratamientos desproporcionados no contradice la moral de la Iglesia, que no impone procedimientos que podrían calificarse como «encarnizamiento terapéutico». También destacaron la prohibición expresa de la eutanasia activa y la facultad exclusiva del paciente o su familia para tomar decisiones sobre la renuncia a los tratamientos.
No se puede renunciar a los cuidados normales a todo paciente
Sin embargo, mostraron su preocupación por la legalización de una forma diferente de eutanasia, al poder renunciar a los cuidados normales que merece todo paciente: «Lamentamos que entre estos medios se haya incluido el posible rechazo de la «hidratación y alimentación», como si fueran medios desproporcionados, siendo, por el contrario, un acto humanitario que hace a una muerte digna. Su privación, en cambio, sería una eutanasia pasiva», afirmaron los prelados.
Sobre la ley de identidad de género, los Obispos manifestaron un firme rechazo a su contenido, ya que, desde la misma base sobre la cual se construyó, «no se ha tenido en cuenta el significado objetivo del dato biológico como elemento primario en una legislación sobre el tema de identidad sexual». La declaración recordó que «la diversidad sexual no depende sólo de una decisión o construcción cultural, sino que tiene su raíz en un dato de la naturaleza humana que presenta su propio lenguaje y significado».
Una de las principales preocupaciones de los prelados es la forma como la ley afecta negativamente la educación, con un grave riesgo de deformación de los principios básicos de la identidad. «La necesaria educación sexual debe estar orientada, desde la infancia, a valorar el sentido y la riqueza de la sexualidad», explicaron los Obispos. «Consideramos muy grave que la ley permita manipular la identidad sexual de los niños y dañarla de modo tal vez irreversible e incluso en contra de la voluntad de sus padres».
La declaración es clara en afirmar que basar la ley en la realidad natural y biológica no es una discriminación de las personas que sufren por motivo de su identidad, sino un esfuerzo necesario para dar un marco jurídico objetivo que busca el bien común. «La naturaleza no limita, en este caso, los derechos de la persona, sino que muestra con su lenguaje el sentido de la sexualidad como un principio que debe orientar tanto la educación como el contenido de las leyes de una comunidad», afirmó la Comisión Ejecutiva de la CEA.
Finalmente, los Obispos recordaron el derecho de los ciudadanos a objetar en conciencia si se ven obligados a dar cumplimiento a dichas normas y el deber de orientación que la Iglesia tiene para con la sociedad. La Comisión Ejecutiva de la CEA está integrada por los Obispos Mons. José María Arancedo, Mons. Virginio Bresanelli, Mons. Mario Cargnello y Mons. Enrique Eguía, firmantes de la declaración.
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