Leicester, Inglaterra (Viernes, 18-05-2012, Gaudium Press) El Cardenal Cormac Murphy O’Connor, arzobispo emérito de Westminster, realizó una dura crítica al secularismo en el Reino Unido, al que acusó de querer imponer su visión atea y pretender borrar el cristianismo de la sociedad. «En nombre de la tolerancia, la tolerancia está siendo abolida», afirmó el prelado en una conferencia dictada un grupo de intelectuales, según reportó la agencia Zenit.
Cardenal Cormac Murphy O’Connor |
«Nuestro peligro en Gran Bretaña hoy es que la llamada razón occidental sostiene que ella ha sido la única que ha reconocido lo que está bien», diagnosticó el Cardenal, «y presume una totalidad que es incompatible con la libertad». Esta libertad debería proteger a creyentes y no creyentes. «Nadie está forzado a ser cristiano. Pero nadie debería ser forzado a vivir de acuerdo a la nueva religión secular como si sólo ella fuera definitiva y obligatoria para toda la humanidad».
El prelado también alertó sobre la difamación que causa las manifestaciones de rechazo a la religión. «La propaganda del secularismo y sus altos sacerdotes quiere hacernos creer que la religión es peligrosa para nuestra salud», continuó. «Les conviene no tener oposición a su visión de un nuevo mundo que sólo ven gobernado únicamente por gente como ellos».
La introducción de legislación contraria a la definición natural de la familia fue objeto de crítica por parte del Card. O’Connor, quien resaltó que no es una cuestión de prejuicio, sino de respeto por la democracia y la naturaleza misma del ser humano: ¿»Sobre qué base, preguntó el Arzobispo emérito, una minoría tiene el derecho de cambiar el significado de una institución fundamental para la mayoría»?
El prelado también expuso como ejemplo de secularización forzada las nuevas restricciones a la libertad religiosa en los ambientes de trabajo, donde las compañías prohíben el uso de símbolos religiosos.
Las consecuencias de estos cambios no sólo impactan a la población creyente, sino que socavan los valores de toda la sociedad. El ser humano, cuando ya no es «productivo» porque no se valora su dimensión espiritual, pasa a ser desechado por su vulnerabilidad. Tal es el caso de los ancianos, vistos en la actualidad como un problena, denunció el Cardenal.
«Una población que envejece ciertamente presenta sus retos – sobre todo a nuestros prejuicios – pero es también un don extraordinario», concluyó el Cardenal o’Connor. «Cuando la sociedad sólo ve la edad como un inconveniente costoso, una amenaza a los recursos y los estilos de vida, no ve más una persona, sino un problema. Esto permite una erosión lenta de la dignidad, y disimulada y silenciosamente el proceso de deshumanización ha comenzado».
Con información de Zenit
Deje su Comentario