Shanghai (Martes, 22-05-2012, Gaudium Press) El próximo 24 de mayo, día de Nuestra Señora de Sheshan y Jornada Mundial de Oración por China, los católicos de otros lugares del país no podrán peregrinar al santuario mariano de Sheshan. Las autoridades sólo permitirán la visita por parte de católicos de la diócesis de Shanghai, ciudad ubicada a 40 kilómetros del templo. El gobierno chino se excusa en razones de «seguridad» para impedir la visita de católicos de todo el país, lo que constituiría una clara señal de unidad y obediencia al Papa.
El gobierno chino pretende restringir las expresiones públicas de devoción a Nuestra Señora de Sheshan. |
En vista de la situación, «todos lo que querían visitar Sheshan asistieron a comienzo de mayo, o irán después, ciertamente no ahora y especialmente no el día 24», explicó a AsiaNews el Padre Wang, de China central. «El clima político es opresivo. Las tensiones son altas», manifestó. Se espera un cambio de poder en las autoridades comunistas en el próximo mes de octubre y varias facciones del partido compiten por el liderazgo.
La peregrinación de la diócesis de Shanghai, la única autorizada, partirá del pequeño templo en la base de la colina hasta la basílica, ubicada en la cima, donde Mons. Ma Daqin, vicario general, celebrará una Eucaristía solemne. El día 24, sin embargo, es un día laboral, lo que hará más difícil la asistencia de los peregrinos.
Desde el establecimiento del Día de Oración por China, en 2008, los católicos han enfrentado restricciones a la visita al santuario durante el mes de mayo. En ese primer año el gobierno argumentó la cercanía de los Juegos Olímpicos y dispuso fuertes medidas de seguridad. por este motivo, la diócesis de Hong Kong tuvo que cancelar la peregrinación oficial programada para el 24 de mayo, aunque dejó en libertad a sus fieles para intentar visitar el lugar por cuenta propia. En 2010, se objetaron las peregrinaciones por la feria Expo Shanghai; y en 2011, las ordenaciones ilegítimas realizadas por la iglesia oficial del régimen crearon un ambiente de tensión. En todos los casos subyace la voluntad de sabotear la celebración, interpretada como signo de unidad y fidelidad a la Iglesia Católica y la Santa Sede.
Con información de Asia News.
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