La Plata (Miércoles, 23-05-2012, Gaudium Press) El pasado sábado 19 de mayo se llevó a cabo la peregrinación anual de la Arquidiócesis de La Plata al Santuario de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina. Desde hace 113 años, los fieles viajan a la Basílica en peregrinación oficial en los días cercanos a la solemnidad de esta advocación, celebrada el pasado 08 de mayo.
Nuestra Señora de Luján, Patrona de Argentina |
La Eucaristía solemne fue presidida por Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata y concelebrada setenta sacerdotes de la Arquidiócesis, con la asistencia de numerosos fieles que llenaron totalmente el templo. Los peregrinos también participaron del rezo del Santo Rosario y un tiempo de adoración eucarística.
Durante la homilía, el Arzobispo identificó la devoción a la Santísima Virgen y la fidelidad a la Iglesia como «nuestro documento de identidad como cristianos, como católicos». También destacó que el hecho de reunirse en el santuario mariano para celebrar la Eucaristía es la forma como el culto a María dirige a los fieles hacia Jesucristo: «Ella nos conduce hacia su Hijo, nos acerca a él y con su fidelidad y con su intercesión atrae sobre nosotros al Espíritu Santo», afirmó.
Mons Aguer profundizó en las características de la identidad católica, que se manifiesta en la adhesión a «la revelación divina transmitida por la Iglesia, en la comunión de caridad con todo el cuerpo eclesial, en la profesión de un estilo de vida según los mandamientos de la ley de Dios y el Sermón de la montaña». A estas condiciones, el prelado agregó: «El amor a María es el signo que documenta esa identidad».
El Arzobispo expresó su preocupación por la pérdida de la identidad cristiana de la nación argentina, expresada en la reciente aprobación de leyes que contradicen el orden natural y la enseñanza de la Iglesia. Esto tiene su causa en «la profunda crisis de fe que afecta a muchas personas», explicó. «Probablemente son en su mayoría personas bautizadas, pero que no piensan ni actúan como cristianos».
Mons. Aguer reconoció que la responsabilidad de este alejamiento recae sobre los católicos, que no comunican eficazmente su fe: «La Iglesia -sus pastores, las familias y las escuelas católicas- no ha logrado educar generaciones de católicos de sólida identidad, conscientes de su misión de impregnar de sentido cristiano la vida de la sociedad».
El prelado hizo un llamado a vivir la identidad católica «con serenidad, alegría y libertad» y manifestarla «públicamente, sin temor ni vergüenza ni falsos pudores», evitando callar ante el mal. Este mismo principio debe ser aplicado por el católico en su relación con la sociedad para manifestar la verdad con claridad.
«Debemos proclamar que no puede considerarse matrimonio a la unión de personas del mismo sexo», exhortó el Arzobispo , «que el aborto es un crimen abominable, que a un enfermo terminal no se le puede negar la alimentación y la hidratación, que el varón es varón y la mujer es mujer aunque se vistan al revés y reciban un documento oficial que consagra la ficción. Y esto no debo decirlo solamente yo; también deben decirlo ustedes, en la familia, a los amigos, en el barrio, el mercado y la oficina, en todas partes. Tenemos el derecho y la obligación de decirlo; somos ciudadanos, no meros habitantes, y mucho menos clientes electorales».
Mons. Aguer concluyó su predicación reiterando la responsabilidad de los cristianos de vivir su identidad, como solución a la violencia de la sociedad y esperanza ante los males que padece. «El caudal vivo de la tradición de la Iglesia Cristo no está a dos mil años de distancia, sino que está realmente presente entre nosotros y nos da la verdad, nos da la luz que nos hace vivir y encontrar el camino hacia el futuro», afirmó.
Con información de AICA.
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