viernes, 22 de noviembre de 2024
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"Pentecostés es la fiesta de la unión, la comprensión y la comunión humana", dice el Santo Padre

Ciudad del Vaticano (Lunes, 28-05-2012, Gaudium Press) Benedicto XVI durante la homilía de la Misa de Pentecostés, celebrada ayer de mañana en la Basílica vaticana, habló sobre la falta de comprensión y comunión entre las personas de nuestra época. «Todos podemos constatar cómo en nuestro mundo, aunque estemos cada vez más cerca unos de otros con el desarrollo de los medios de comunicación, y que las distancias geográficas parezcan desaparecer, que la comprensión y la comunión entre las personas sea frecuentemente superficial y difícil», observó el Papa al comparar la realidad actual con la Babel bíblica.

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«No podemos ser al tiempo egoístas y generosos», dijo el Papa – Foto: Archivo

Los últimos días no han sido fáciles para el Pontífice. La acusación y la prisión de su mayordomo, fueron eventos dolorosos. Pero Benedicto XVI, aún sufriendo, continúa valiente con su misión y su agenda. Y las personas lo animan. A su arribo ayer fue recibido con aplausos más calurosos que nunca.

Desequilibrios, conflictos, diálogo difícil entre generaciones, agresión y choques, el progreso de la ciencia y la técnica que parece llegar «al poder de dominar las fuerzas de la naturaleza, de manipular los elementos, de fabricar seres vivos, llegando casi al propio ser humano». Con estas palabras concretas el Papa presentó el escenario de la «des-comunicación (falta de comunicación)» de nuestros tiempos.

La torre de Babel

«Un reino donde los hombres piensan tener tanto poder para llegar al cielo, abrir sus puertas y colocarse en el lugar de Dios, que no se dan cuenta que construyen la torre unos contra los otros», así el Papa definió la experiencia de la Torre de Babel, trecho de la Biblia muy actual también para nuestra época.

«Intentando ser Dios corrían el peligro de ni siquiera ser hombres, porque habían perdido un elemento fundamental de su condición de personas humanas: la capacidad de comprenderse el uno al otro y de actuar conjuntamente y en la misma dirección»; y «se dieron cuenta que estaban construyendo unos contra otros». Paradójicamente nosotros también, con las posibilidades actuales de comunicar, de tener informaciones, de transmitir noticias, «nos entendemos cada vez menos» y parece «difundirse un sentido de desconfianza, de sospecha, de temor recíproco, hasta casi tornarnos peligrosos unos para los otros».

«¿Puede existir realmente unidad, concordia?»

«¿Puede existir realmente unidad, concordia?» «¿Y cómo?», preguntó el Papa recordando que «la unidad puede existir solamente con el don del Espíritu de Dios, que nos dará un corazón nuevo y una lengua nueva, una capacidad nueva de comunicar». Como ocurrió con la experiencia de los Apóstoles en Pentecostés: «donde había división y extrañeza, nacieron unidad y comprensión».

La Iglesia, continuó el Santo Padre, es invitada a «vivir para ser ella misma, para ser el lugar de la unidad y la comunión en la Verdad; nos dice que actuar como cristianos significa no estar cerrados en el propio ‘yo’, sino orientarnos hacia el todo; significa acoger en nosotros mismos la Iglesia entera, o mejor todavía, dejar interiormente que ella nos acoja». Por eso, todo cristiano es llamado a salir del propio «yo» y a abrirse a la acción del Espíritu Santo.

«No podemos, de hecho -observó el Papa- ser al tiempo egoístas y generosos, seguir la tendencia de dominar a los otros y sentir la alegría del servicio desinteresado. Tenemos siempre que escoger cuál impulso seguir y podemos hacerlo de modo auténtico solamente con la ayuda del Espíritu de Cristo. San Pablo cita -como oímos- las obras de la carne, son los pecados de egoísmo y violencia, como enemistad, discordia, celos, divergencias; son pensamientos y acciones que no hacen vivir de modo realmente humano y cristiano, en el amor. Es una dirección que lleva a perder la propia vida. El Espíritu Santo, a su vez, nos guía hacia las alturas de Dios, para que podamos vivir ya en esta tierra la semilla de vida divina que hay en nosotros».

Ayer de mañana el Papa usó por primera vez una nueva plataforma móvil.

 

 

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