La víspera de la solemnidad de Pentecostés, el pasado sábado 26 de mayo, la Arquidiócesis de México vivió una gran fiesta de la fe al celebrar la ordenación de 14 nuevos sacerdotes en una multitudinaria Eucaristía a la cual asistieron unas diez mil personas en el monumental Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
Los nuevos presbíteros fueron encomendados especialmente a la protección de Nuestra Señora de Guadalupe. |
El Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo de México, predicó sobre la dignidad del sacerdocio «único, necesario e insustituible» debido a su carácter sacramental e invitó a los presbíteros a redescubrir ese don y misterio.
El Arzobispo, recordando el sentido de la vocación sacerdotal, explicó que el mundo necesita de Dios de manera indispensable: «sin el sacerdocio de Cristo la humanidad volvería a la barbarie, las civilizaciones desaparecerían, y el hombre perdería el camino del cielo y frustraría su salvación».
A pesar de las dificultades y la fragilidad de los sacerdotes, es «la fuerza de Cristo, que actúa a través de su ministerio», expuso el Cardenal. «El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene», comentó al recordar el texto de San Pablo. «El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras, y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir porque éste ruega conforme a la voluntad de Dios por los que le pertenecen».
El prelado también aconsejó a los ordenandos la fórmula para mantenerse fieles a su llamado, siguiendo el ejemplo de sus antecesores: Los sacerdotes, a través de la historia, explicó el Cardenal Rivera, «han encontrado en la Eucaristía el consuelo, la fortaleza y la alegría para caminar entre las tinieblas de este mundo, y la Iglesia misma, en este misterio, tiene la fuente y el culmen de toda su vida».
El Arzobispo encomendó especialmente a la Virgen de Guadalupe, patrona de México, para que ella tenga «en su corazón amoroso» el ministerio de los 14 nuevos sacerdotes, y oró para que a través de su intercesión sigan surgiendo nuevas vocaciones en la Iglesia mexicana.
Con información de SIAME
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