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Madrid (Miércoles, 30-05-2012, Gaudium Press) Durante homilía en la Basílica de Nuestra Señora de las Mercedes en Madrid, España, en razón del Congreso Mundial de las Familias, que sucedió entre el 25 y 27 de mayo en la capital española el obispo auxiliar local y secretario general de la Conferencia Episcopal de España (CEE), Mons. Juan Antonio Martínez Camino, lanzó duras críticas a la legislación del país que «no protege la realidad humana básica» del matrimonio.
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| Para Mons. Martínez Camino, solo el matrimonio ofrece «el ámbito personal adecuado la aparición de nuevas personas» |
El prelado afirmó que «no es buena una legislación» que establece una definición artificial de matrimonio, como «consorcio coyuntural de cualquier ciudadano» basado «simplemente en un afecto no relacionado con la diferencia fundamental de los sexos». Según el prelado no debería ser tan difícil calificar de poco racional un código civil en el cual el matrimonio no es la unión de un hombre y una mujer. «Y, no obstante, de hecho, no resulta tan fácil», se lamentó el obispo auxiliar.
Fe y razón
El matrimonio y la perfección humana
Mons. Martínez Camino resaltó que el matrimonio sirve a las personas para que ellas puedan perfeccionarse «para ofrecer en el ámbito personal adecuado la aparición de nuevas personas en el mundo: los hijos». De acuerdo con el prelado, en este sentido, «es cierto que la razón puede entender que no es buena una legislación que no reconoce ni protege esta realidad humana básica».
Pero la razón, afirmó el prelado, debe ser purificada por la fe para poder ver con claridad. «Porque también la razón debe ser fortalecida con la alegría espiritual… La razón humana es falible y puede ser sometida por el pecado. Necesita ser curada, sí: perdonada», destacó el secretario de la CEE.
Alegría
Hablando específicamente del Congreso Mundial de las Familias el prelado animó a los participantes del evento para que aprendan unos con otros y para que se animen a trabajar en favor de las familias y, por tanto, del ser humano en lo más decisivo de su existencia. «Es un empeño noble que no puede menos que causarnos una satisfacción legítima. Las causas justas, los ideales auténticos elevan el espíritu humano, que fue creado para el bien, para la belleza y para la verdad», declaró.
En este contexto, el prelado habló sobre la alegría espiritual, que, según él, es aquella generada en el alma «cuando nos dejamos iluminar por el Espíritu Santo para colocar nuestro corazón completamente en Dios». El obispo auxiliar de Madrid destacó que esta alegría es invencible y que «ni el sufrimiento, ni siquiera la muerte» pueden con ella. «Esta alegría, queridos hermanos, que hoy pido para todos vosotros, en esta solemne celebración de Pentecostés, es la verdadera fuerza motriz de la vida cristiana y de la Iglesia. Es una fuerza indomable de libertad espiritual», concluyó.
Con informaciones de ACI y Europa Press.
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