Un millón de personas en la Misa con el Papa en Milán

Milán (Domingo, 03-06-2012, Gaudium Press) En la Misa, punto auge del VII Encuentro Mundial de las Familias, Benedicto XVI al hablar sobre la creación afirmó que es «misión del hombre y de la mujer colaborar con Dios para transformar al mundo, a través del trabajo, la ciencia y la técnica». La celebración Eucarística presidida por el Santo Padre en el aeropuerto de Bresso, en las proximidades de Milán, concluyó el VII Encuentro Mundial de las Familias que tuvo como tema «Familia: trabajo y fiesta». El Pontífice participó del encuentro del viernes a la tarde encontrando a los ciudadanos, los crismandos, las autoridades civiles, rezando con los sacerdotes y las religiosas, y por último dialogando con las familias. La atmósfera fue dominada por los sentimientos de solidaridad con las poblaciones alcanzadas por el terremoto en la Emilia Romagna. El Papa dio su propia contribución, ofreciendo 500 mil euros de las ofrendas recogidas en estos días del Encuentro para las víctimas del terremoto de la diócesis de Mantua.

Refiriéndose al domingo, el Papa pidió no perder «el sentido del día del reposo del Señor»

Ayer la Iglesia Católica celebró el domingo de la Santísima Trinidad. Refiriéndose al tema del Encuentro, el Papa afirmó que la familia es invitada a vivir la propia realidad en el «modelo trinitario» y a encontrar «un equilibrio armónico entre familia, trabajo y fiesta». Habló también sobre la responsabilidad del hombre en relación al mundo.

El Papa advirtió contra la concepción utilitarista del trabajo

Benedicto XVI advirtió contra «una concepción utilitarista del trabajo», de la ciencia y la técnica que es contraria al proyecto de Dios. «No es la lógica unilateral de lo que me es útil y del mayor lucro -afirmó el Pontífice- que puede competir para un desarrollo armonioso, para el bien de la familia y para construir una sociedad justa, porque trae consigo una competencia exasperada, fuertes desigualdades, degradación del medio ambiente, carrera al consumo, malestar en las familias. Antes, la mentalidad utilitarista tiende a extenderse también a las relaciones interpersonales y familiares, reduciéndolas a convergencias precarias de intereses individuales y minando la solidez del tejido social».

Sobre el tema de la fiesta, el Santo Padre invitó a no perder «el sentido del día de reposo del Señor» como debería ser vivido el domingo; el «rostro humano» en el «armonizar los tiempos de trabajo y las exigencias de la familia, la profesión y la maternidad, el trabajo y la fiesta».

El Santo Padre se dirigió también a las familias alentándolas en la propia misión educativa en la sociedad y en la fe. «La vida familiar -observó- es la primera e insubstituible escuela de las virtudes sociales, tales como el respeto por las personas, la gratuidad, la confianza, la responsabilidad, la solidaridad, la cooperación. Queridos esposos, cuidad de vuestros hijos y, en un mundo dominado por la técnica, transmítanles con serenidad y confianza las razones para vivir, la fuerza de la fe desvendándoles metas altas y sirviéndoles de apoyo en la fragilidad. Pero también vosotros, hijos, sabed mantener siempre una relación de profundo afecto y solícito cuidado con vuestros padres, y las relaciones entre hermanos y hermanas sean también oportunidad para crecer en el amor».

No faltaron tampoco palabras de apoyo a las parejas separadas y divorciadas. «Sabed que el Papa y la Iglesia os apoyan en vuestra fatiga. Os aliento a permanecer unidos a vuestras comunidades, mientras deseo que las diócesis asuman adecuadas iniciativas de acogimiento y proximidad», aseguró.

En la Misa, como estaba previsto, estuvieron presentes un millón de personas. Para los peregrinos eran distribuidas botellas de agua. El Santo Padre celebró en el altar montado para la ocasión, cubierto por una gran construcción que recordaba una catedral gótica. La llegada de las personas con dificultades de locomoción fue garantizada por la Unitalsi, organización italiana de los voluntarios que prestan servicio a los enfermos.