Milán (Miércoles, 06-06-2012, Gaudium Press) «Asegurar la libertad para que todos puedan proponer la propia visión de la vida común, siempre, sin embargo, en el respeto del otro y en el contexto de las leyes que visan el bien de todos» es uno de los principales elementos de la sana laicidad del Estado y fundamentos de la sociedad civil declarados por Benedicto XVI en el encuentro con las autoridades civiles en el arzobispado de Milán durante el VII Encuentro Mundial de las Familias, el sábado pasado.
La política puede ser «una elevada forma de caridad», dijo el Pontífice – Foto: Archivo |
«Ningún poder del hombre puede considerarse divino, por tanto, ningún hombre es dueño de otro hombre», fueron las palabras del Santo Padre en un apelo a una legislación al servicio de la familia. La política es «profundamente ennoblecida» cuando es animada por la voluntad de dedicarse «al bien de los ciudadanos» tornándose «una elevada forma de caridad».
No basta la justicia -afirmó el Papa, sino que es necesaria alguna cosa más, de «amor para la libertad». La libertad «no es un privilegio para algunos, sino un derecho para todos», explicó el Santo Padre. Ella es «un derecho precioso que el poder civil debe garantizar» que «no significa arbitrio del individuo», sino es responsabilidad de todos.
«El Estado es llamado a reconocer la identidad propia de la familia»
Por eso, continuó Benedicto XVI, «el Estado es llamado a reconocer la identidad propia de la familia, fundamentada en el matrimonio y abierta para la vida, y también el derecho primario de los padres a la libre educación y formación de los hijos, según el proyecto educativo por ellos juzgado válido y pertinente. No se reconocen los derechos de la familia, si el Estado no apoya la libertad de educación para el bien común de toda la sociedad».
La Iglesia católica, sin intenciones de producir «confusión de las finalidades y de los papeles diversos y distintos del poder civil y de la propia Iglesia», quiere «ofrecer a la sociedad con su experiencia, su doctrina, su tradición, sus instituciones y sus obras con la cual es colocada al servicio del pueblo».
Antes del encuentro con las autoridades, Benedicto XVI se encontró para un breve coloquio personal con el Cardenal Carlo María Martini, arzobispo de Milán de 1980 a 2002 y que por motivos de salud no pudo participar de los encuentros públicos.
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