Ciudad del Vaticano (Lunes, 11-06-2012, Gaudium Press) «La fidelidad que se vive en la Iglesia y en la Santa Sede no es una lealtad ‘ciega’, pues es iluminada por la fe en Aquel que dijo: ‘Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia’ (Mt 16,18)».
Mons. Beniamino Stella es el actual presdente de la Pontificia Academia Eclesiástica |
El tema de la fidelidad al Sucesor de Pedro y al servicio sea en la Curia Romana sea en las representaciones pontificias, fue el escogido por Benedicto XVI este año para el encuentro hoy con los superiores y los alumnos de la Pontificia Academia Eclesiástica, el ateneo de la Santa Sede que forma los futuros diplomáticos del Papa.
El Santo Padre inició el discurso con la explicación del término de la fidelidad en el contexto bíblico. «Dios se da a conocer como Aquel que es fiel para siempre a la alianza concluida con su pueblo, no obstante la infidelidad de éste». Así, «aplicada al hombre, la virtud de la fidelidad está profundamente ligada al don sobrenatural de la fe». De la fe que es también, resaltó el Papa «la única garantía de nuestra estabilidad» y base de nuestra fidelidad.
Una ligación personal con el Vicario de Cristo: «una grave responsabilidad»
El «vivir la ligación personal con el Vicario de Cristo» para «todos los que actúan en la Santa Sede asume un carácter particular» que toma también «una buena parte de las propias energías, el propio tiempo y el propio ministerio cotidiano». Es «una grave responsabilidad» y «un don especial» al mismo tiempo, observó el Santo Padre.
La fidelidad al Papa requiere también una particular fidelidad a la misión confiada, que se expresa principalmente en el «alimentar una relación de profunda estima y benevolencia, diría de verdadera amistad, en relación a las Iglesias y las comunidades», continuó Benedicto XVI resaltando que «es un deber de fidelidad» que lleva a una «dedicación al trabajo cotidiano, en la presencia, en medio de estos nuevos momentos alegres y tristes», así como «dramáticos por la propia historia». El Santo Padre invitó a los futuros diplomáticos a «alentar y estimular» a las Iglesias particulares «a crecer en la fidelidad al Romano Pontífice».
Invitando a los jóvenes sacerdotes a la proximidad y afecto al rebaño confiado, el Papa agradeció a sus colaboradores más próximos por el servicio fiel que le prestan.
«En este momento pienso – dijo – con gratitud» en la ayuda que diariamente recibo de los numerosos colaboradores de la Curia Romana y de las Representaciones Pontificias, así como en el apoyo que recibo de la oración de innumerables hermanos y hermanas de todo el mundo».
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