Santiago (Jueves, 14-06-2012, Gaudium Press) Esta semana el Departamento de Opinión Pública del Arzobispado de Santiago dio a conocer la entrevista realizada a la doctora italiana María Luisa Di Pietro, que durante el mes de abril estuvo de paso en Chile presentando su nuevo libro «Bioética, Educación y Familia».
Para María Luisa di Pietro hoy no se planea la ayuda a la familia |
La obra es el resultado del trabajo conjunto del Centro de la Universidad Católica de la Familia y el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, integrada entre otras autoridades académicas por la doctora Di Pietro.
En esta entrevista, la experta en bioética aborda algunos de los contenidos de su libro, como el aborto, la fecundación artificial y la donación de órganos, además de otros temas que hoy son parte del debate público, tanto en el país como en el resto mundo.
Presentamos la entrevista:
– ¿Cuáles son las principales amenazas que sufre la familia en estos días?
– En Italia, por ejemplo, existe un ataque en dos ámbitos. En materia educativa, la familia debe hacer un trabajo doble: uno dentro de su núcleo y otro fuera, con los amigos de los niños y contra costumbres que no ayudan al crecimiento de la persona. Además, muchos países no tienen presente las dificultades económicas que enfrenta la familia. Hoy, el problema es que no hay una planificación para ayudarla.
– ¿Cómo influyen los nuevos y diversos conceptos de familia?
– El concepto de familia es un matrimonio con hijos, entre un hombre y una mujer. Eso es y cada palabra tiene un sentido que no se puede cambiar. En el Año Internacional de la Familia (1994), la primera dificultad para la ONU fue definirla. La ideología actual ataca el concepto tradicional, sobre todo la teoría de género. Esto es un problema porque se incurre en el riesgo de hablar, pero no entenderse. Hoy, las ideologías no son evidentes, pero están muy presentes y la gente no se da cuenta de que está siendo manipulada.
– En Chile, existe un debate sobre el aborto terapéutico, ¿qué opina al respecto?
– Una terapia es una intervención sobre una enfermedad o su causa con el objetivo de dar salud a la persona, y el aborto no puede ser definido así. No es posible aceptar como terapia matar a un niño. Juan Pablo II habló del embrión como el más pequeño e inocente ser humano, el que tiene mayor necesidad de ayuda. Hay situaciones en que la madre corre peligro, pero en estos casos el deber del médico no es elegir entre la vida del embrión y la de la madre, sino que trabajar para que ambos se salven.
Sin embargo, la académica aclara que, si la madre está enferma y se le debe dar un fármaco que daña al niño -y con eso el embarazo se acaba-, no se puede hablar de aborto, porque no se estaría buscando la muerte del hijo, sino que la salud de la mamá, ya que si ella no se cura, el embarazo no puede continuar.
– ¿Qué piensa de la fecundación artificial?
-Hoy se habla mucho de este tema, pero no se dice de forma clara que el éxito de la fecundación in vitro y de otras técnicas, como la ICSI, es muy bajo. Además, la fecundación artificial tiene muchos riesgos, como la hiperestimulación ovárica. Por otra parte, no se tiene presente que la esterilidad muchas veces se puede prevenir, con un estilo de vida adecuado. Las enfermedades de transmisión sexual, los anticonceptivos y fármacos abortivos, aumentan el riesgo de ser infértil, al igual que la contaminación ambiental. Hay que educar a los novios, vivir de otra manera la vocación de paternidad y maternidad.
Para María Luisa Di Pietro «cada técnica de fecundación artificial es un atentado al embrión, porque en la dignidad del ser humano no está contemplado ser producido. La vida humana es un don, no un producto que puede ser evaluado como bueno o descartable. Al crearla in vitro es posible elegir entre quién tiene que existir y quién no. Hay una modificación del sentido de la generación humana. La discusión implica reflexionar sobre esto, porque la clonación sería una obvia consecuencia de la fecundación artificial».
Otro tema abordado por la académica fue la donación de órganos: «Tenemos dos situaciones: la donación después de la muerte y la que es en vida. Esta última es una posibilidad cuando no hay órganos de cadáver. Pienso que estas situaciones médicas son posibles si existe la seguridad de que el donante cadáver está muerto y de que, cuando es necesario un donante vivo, éste no corre peligro. La donación de órganos es un acto de gran generosidad. Sé que algunos son contrarios, pero la verdad es que ayudar a otros a vivir es algo muy bueno. Sin embargo, es necesario hacer todo correctamente, respetando a la persona, porque antes que todo el donante es un paciente.
– Hoy, en muchos de estos temas, la visión cristiana va contra la corriente. En esta realidad, ¿cómo asumir la postura católica?
– Si Dios se presentó como hombre entre los hombres hay una razón. Él ha mostrado un camino. Ser católico siempre es ir contra la corriente. Hoy, referirse a la vida y la sexualidad en un sentido que contemple toda la riqueza de la persona, se entiende como una forma católica de hablar, pero es una manera muy humana. El problema es que es un mensaje que la gente no quiere oír. Pienso que cada uno tiene el deber de seguir hablando porque algo se puede obtener. Hay que esperar que los otros escuchen y no perder la esperanza de que Dios intervenga de alguna forma. El rol de la Iglesia es testimoniar en todas las realidades, en la belleza y en la dificultad.
Con información de www.iglesiadesantiago.cl
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