Redacción (Jueves, 14-06-2012, Gaudium Press) San Luis María Grignion expone en su espléndida obra, el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, en qué consiste la perfecta devoción a Nuestra Señora, más allá de despertar una devoción más ardiente y fervorosa.
En la introducción de su libro, el santo muestra cómo Nuestra Señora ha sido desconocida por la humanidad y que es ésta una de las razones porque Jesucristo no es conocido como debe ser.
La idea central de los escritos es que María Santísima, todavía desconocida, debe ser conocida, y, siendo conocida, vendrá el reino de Cristo. El libro se destina, pues, a propagar la devoción a Nuestra Señora para que venga el reino de Cristo. Se trata, por tanto, de una obra de amplia visión y de alcance histórico muy amplio, fijándose en el deseo de traer el reino de Cristo para un mundo que no lo posee, haciéndolo preceder en cierto sentido por el reinado de María Santísima.
Fue por intermedio de la Santísima Virgen María que Jesucristo vino al mundo, esta es la razón teológica por la cual San Luis demuestra que el Reino de Cristo será antecedido por el reinado de Nuestra Señora, por tanto, la devoción a Jesucristo debe venir al mundo por intermedio de María Santísima. Esparcir la devoción a María Santísima es, pues, en esta perspectiva, la mayor obra a la que un hombre puede aspirar.
San Luis Grignion, se propone preparar el futuro reino de Cristo, haciendo lo que le parece ser lo más esencial, lo más importante, lo más urgente, lo que producirá casi automáticamente el resto: esparcir la perfecta devoción a María.
En la misma época de San Luis Grignion, Bossuet encantaba y deslumbraba Versalles y París con sus encantadoras homilías; entretanto, para evitar la ruina religiosa de Francia, no fueron decisivos. El comienzo de la regeneración de todas las cosas está en la piedad, en el afervoramiento de la vida interior, está propiamente en los fundamentos religiosos de la vida de un pueblo. El apostolado esencial es de carácter estrictamente religioso: afervorar, formar a la población en la piedad. Y la gran lección que San Luis María Grignion de Montfort fija ya al inicio del «Tratado» y desarrolla más ampliamente después, es la de que en la formación religiosa es condición básica e indispensable la devoción a Nuestra Señora. No formándose esta devoción, el propio régimen de expansión de la gracia en el alma queda comprometido, y nada será posible conseguir. Por tanto, la devoción a Ella es condición necesaria para todo cuanto dice respecto a la salvación.
El Tratado de la Verdadera Devoción y la Renovación de los Siglos futuros
San Luis Grignion tenía, pues, en mente, con este libro, una obra de la más alta importancia para la renovación de los siglos futuros. A nosotros cabe, por tanto, ser ambiciosos en poseer esta devoción a Nuestra Señora por él predicada. Si ella es, como vimos, indispensable para que el mundo se regenere en Nuestro Señor, y si queremos con este alcance trabajar, es necesario ir en busca de esta devoción.
El Tratado de la Verdadera Devoción no es, pues, un libro cualquiera de piedad, presentando una devoción a algún santo, buena por cierto pero que se puede o no, indiferentemente, tener. La devoción a Nuestra Señora es una devoción esencial, «conditio sine qua non» para nuestra vida. Y la podremos alcanzar en el más alto grado con la forma y con los fundamentos desarrollados por San Luis Grignion de Montfort.
No se debe pensar que esta devoción es un estilo de santidad inaugurado por San Luis Grignion. La devoción especialísima e intensísima a Nuestra Señora es característica de todos los santos. Y, aunque no se pueda decir que todos la hayan llevado al punto al que la llevó San Luis Grignion, estudiando la vida de piedad de cualquiera de ellos notamos siempre una devoción ardientísima a Ella, que es la dominante luego debajo del culto a Dios Nuestro Señor.
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