Roma (Miércoles, 20-06-2012, Gaudium Press) El Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, hizo una fuerte crítica a las políticas del gobierno de China en una entrevista concedida a la revista italiana 30 Giorni. «Hay que olvidar el pensamiento erróneo de que el Obispo es un funcionario», manifestó el prelado.
Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. |
Gracias a su amplia experiencia pastoral y diplomática en Taiwán, Irak y Filipinas, El Cardenal Filoni es un gran conocedor de la realidad de la Iglesia en territorios de misión y con restricciones a la libertad religiosa. El prelado explicó las características de la situación de división en la Iglesia de China, artificialmente generada por las autoridades.
«La división no era el resultado de las dinámicas eclesiales, sino de circunstancias históricas y políticas», comentó el Cardenal, recordando su misión apostólica en ese país. «Era una situación de sufrimiento y de prueba. Había que ayudar a que la Iglesia en China, tanto en el área llamada «subterránea» como en la mal llamada «patriótica», viera la situación de forma diferente»
La separación de la Iglesia se generó tras la cruel y prolongada represión que trajo la muerte y la prisión a muchos católicos. La siguiente estrategia de las autoridades fue ofrecer una «libertad religiosa» condicionada al sometimiento de los Obispos al control por parte del Gobierno. Parte de la Iglesia accedió a los controles, mientras que la otra parte siguió su labor desde la clandestinidad. La esperanza del Cardenal Filoni es que un día ambas comunidades «se reencontrarán unidas en Cristo».
La Iglesia china padece la división impuesta por la indebida intervención del Estado. |
El camino para lograrlo no es fácil. Las autoridades chinas insisten en desafiar la autoridad de la Santa Sede en puntos extremadamente delicados, como lo es el nombramiento de los Obispos, considerados por el gobierno como simples funcionarios. «Si no se sale de esta lógica, todo permanece condicionado por una visión política», explico el Cardenal Filoni.
«Para llegar a ser funcionarios de un partido o de un gobierno, hay determinados criterios. Los que se usan para nombrar a un obispo son diferentes. Esta peculiaridad hay que respetarla», afirmó. «Lo que nosotros pedimos, donde sea, no solo en China, es que los obispos sean buenos obispos, dignos de la labor que se les confía».
El Cardenal también explicó que los Obispos, en cuanto ciudadanos, tienen deberes civiles ante el Estado, pero «como sucesores de los apóstoles, se les pide que sean totalmente fieles a la doctrina de la Iglesia» Esto no es una imposición artificial, sino una voluntad de toda la Iglesia y de los mismos fieles, comentó. Los fieles buscan en sus pastores la idoneidad y dignidad que corresponde a un Obispo.
El Prefecto concluyó su evaluación sobre la situación de la Iglesia en China recordando que la Santa Sede se esfuerza por conservar la comunión. La Iglesia trabaja en todo el mundo por mantener buenas relaciones con la realidad civil y la política. «Lo único que no se puede hacer», comentó el Card. Filoni, criticando las acciones del gobierno chino, «es separar y contraponer al sucesor de Pedro -y sus colaboradores- a los obispos de la Iglesia local, o los obispos al pueblo de Dios».
Con información de Vatican Insider
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