Roma (Jueves, 21-06-2012, Gaudium Press) «Hemos tenido todos los obispos colombianos, la dicha, la alegría, de encontrarnos con el Santo Padre por grupos, por provincias eclesiásticas. Ha sido para todos nosotros una experiencia formidable. Lo más bello de nuestra visita, sin lugar a dudas, es el encuentro personal con el sucesor de Pedro»; ha expresado, en entrevista con Radio Vaticana, Mons. Francisco Javier Múnera Correa, Vicario Apostólico de San Vicente-Puerto Leguízamo, quien se encuentra en Roma en el marco de la Visita Ad Limina Apostolorum que Obispos colombianos realizan desde el pasado 14 de junio, hasta el próximo lunes 25.
Mons. Francisco Javier Múnera Correa, Vicario Apostólico de San Vicente-Puerto Leguízamo, Colombia. |
Sobre su experiencia del encuentro que tuvo con Benedicto XVI, el Vicario Apostólico colombiano, también expresó: «Personalmente me he sentido muy fortalecido de este encuentro con el Santo Padre, porque ha sido compartir con él, de corazón a corazón, las inquietudes y preocupaciones, y generar, en ese plano de fe y cercanía con el sucesor de Pedro, los compromisos para una conversión pastoral, porque también nosotros -los obispos, los sacerdotes, las religiosas, los evangelizadores- necesitamos conversión pastoral para poder responder con más entusiasmo y fortaleza misionera a los grandes desafíos que tiene la evangelización hoy en América Latina y en Colombia».
Igualmente, se refirió a la difícil situación de violencia que se vive en el vicariato, el cual está situado en la Amazonía colombiana, al sur occidente del país en la frontera con Perú y Ecuador, factor que no en pocas ocasiones afecta la labor apostólica que allí se lleva a cabo: «Nuestra región está siendo todavía muy afectada por la violencia, fruto del conflicto armado entre las fuerzas del Estado y la guerrilla, nosotros tenemos allá la presencia de las FARC, y también hemos sufrido muchísimo por la situación de los cultivos ilícitos, que han generado una mentalidad y una anticultura del dinero fácil sobrepasando el respeto por la dignidad de las personas y de la vida. Por lo tanto, evangelizar en estas regiones implica un enorme esfuerzo por tender puentes de diálogo y reconciliación».
Mons. Múnera Correa dijo, además, que una de las prioridades en la labor que la Iglesia realiza en la zona es la promoción de la defensa de la vida y de los derechos humanos, como camino para la paz, desde el anuncio del Evangelio. «La mayor contribución a la paz que nosotros podemos hacer en este territorio, como es en toda Colombia, es el anuncio de Jesucristo, el Evangelio, el Evangelio de la Paz», aseveró.
El Vicario, quien también es Misionero de la Consolata -comunidad que lleva más de 60 años en la región colombiana-, dijo que otro de los desafíos de la realidad misionera en la vicaría es implantar la Iglesia: «Nosotros en esas zonas tenemos muchas comunidades indígenas, tenemos colonos campesinos provenientes de otras zonas del país, pero que han consolidado un modo de ser cultural propio de esa región. Entonces el gran desafío es ayudarles a configurarse como Iglesia local, particular, con características muy propias».
En otro momento, Mons. Múnera Correa, también hizo referencia a la problemática de las sectas, que tienen presencia en el territorio que está a cargo, llamando a una mayor presencia de la Iglesia, especialmente de los laicos, en la región: «Las sectas encuentran un terreno propicio donde nosotros no estamos presentes, estamos ausentes. Nos hace falta más diligencia, creo que ha habido descuido y negligencia por parte nuestra. Entonces eso lo aprovechan ellos», también «nos falta más formación de nuestros laicos, de nuestros cristianos. Entonces las sectas encuentran un terreno abonadísimo en la ignorancia religiosa de muchos de nuestros fieles».
Con información de Radio Vaticana.
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