viernes, 22 de noviembre de 2024
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Publicado por el Vaticano un documento sobre las orientaciones pastorales para la promoción de las vocaciones al ministerio sacerdotal

Ciudad del Vaticano (Lunes, 25-06-2012, Gaudium Press) La familia y la parroquia tiene ahora un papel importante en el crecimiento de las vocaciones sacerdotales, afirma el documento sobre las «Orientaciones pastorales para la promoción de las vocaciones sacerdotales» publicado por la Congregación para la Educación Católica.

El documento habla sobre las «luces y sombras» de la situación de vocaciones sacerdotales en el mundo y es el resultado de la «Investigación sobre la pastoral del ministerio sacerdotal» enviada en el día 15 de mayo de 2008 a las conferencias episcopales.

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El «alegre testimonio de los presbíteros» hace surgir vocaciones sacerdotales

Acerca de las sombras, el documento afirma que «no solamente una mentalidad secularizada sino también opiniones equivocadas en el interior de la Iglesia conducen al desprecio del carisma y de la elección celibataria».

El Card. Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica y de la Pontificia Obra para las Vocaciones Sacerdotales, explicó en rueda de prensa que las «Orientaciones» presentan algunas sugerencias para la «toma de consciencia de la responsabilidad educativa y pastoral en la promoción de las vocaciones al sacerdocio», para la «idea clara de la figura del sacerdocio ministerial» y para «una pastoral eficaz» de la vocación.

Madurez afectiva en los candidatos al sacerdocio

Es importante que un sacerdote católico «perciba con claridad los compromisos que deberá asumir, en particular en el celibato». Por eso, «es oportuno que el llamado tenga raíces en un contexto eclesial preciso que dé consistencia a los motivos de la elección vocacional y que contribuya para sanar los posibles desvíos individualistas de esa misma elección». Todo eso requiere «preparación específica en la formación inicial y permanente de los presbíteros», y también «integración y madurez afectiva». No es preciso proponer el sacerdocio a «individuos que, aún siendo alabables en su camino de conversión, son marcados por fragilidades humanas profundas», se lee en el documento.

La vocación nace en varios ámbitos: en la familia que sigue siendo «la primera comunidad», en el «alegre testimonio de los presbíteros», en el voluntariado, en la escuela, en los centros vocacionales, en las «asociaciones y en los movimientos eclesiales». Deben ser evitadas «nuevas formas de clericalismo, situaciones de centralizaciones pastorales inoportunas, servicios pastorales en part-time, elecciones ministeriales ajustadas a las necesidades individuales, incapaces de una visión de conjunto y unidad de la comunidad».

El sacerdocio debe ayudar a «edificar una comunidad rica en ministerios, en la cual existen amplios espacios para la participación activa y responsable de los fieles laicos». Y los propios padres o los jóvenes que se forman para el sacerdocio, deben aprender a «colaborar y a confrontarse con la comunidad entera cristiana y a estimar toda vocación».

Durante la conferencia para la prensa de la presentación del documento, Mons. Angelo Vincenzo Zani, subsecretario de la Congregación, presentó algunos datos sobre las vocaciones al sacerdocio en el mundo: en Europa el número de seminaristas cayó un tercio en diez años, de casi 27 mil en el 2000 a menos de 21 mil en el 2010. Hay una leve disminución las vocaciones en América de Sur, después de un repunte en los últimos años, de 22 mil en el 2006 a menos de 21 mil en el 2010, mientras el número de los seminaristas permanece estable en América del Norte (cerca de 5.500) y continua creciendo en África (de 20 mil en el 2000 a 27 mil en el 2010) y en Asia (de 25 mil en el 2000 a 33 mil en el 2010).

 

 

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