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Ciudad del Vaticano (Jueves, 28-06-2012, Gaudium Press) Abierto está el camino para la beatificación de la Venerable Sierva de Dios de tierras brasileñas, Francisca de Paula de Jesús, conocida como Nhá Chica. Hoy de mañana el Santo Padre aprobó el decreto sobre el milagro atribuido a su intercesión. Entre los dieciséis decretos presentados está también el del martirio de Mons. Giuseppe Puglisi, sacerdote italiano muerto en 1993 por la mafia italiana.
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| La Venerable Francisca |
Nhá Chica nació en 1808 en San Juan del Rey, Minas Gerais, de madre esclava y padre desconocido. Por eso no tenía apellido, solo un nombre. En 1821, liberada de la esclavitud, se transfirió con la madre a Baependi, donde pocos meses después quedó huérfana. Con su madre, aprendió las oraciones y la devoción. La vida después de la muerte de su madre fue dedicada a la oración y la ayuda a su hermano, quien se había convertido entonces en teniente de la Guardia Nacional.
Su casa se trasformó en consejería
Su casa fue, por setenta y cinco años, un lugar frecuentado por personas simples y por Consejeros imperiales, jóvenes y profesionales de éxito, pobres y ricos, provenientes no solamente de Minas Gerais, sino también de San Pablo y de la capital de entonces, Río de Janeiro. Muchos ciudadanos que iban a hacer tratamientos con aguas en la ciudad vecina de Caxambu, iban hasta ella, primero por curiosidad, pero después acababan pidiendo oraciones y consejos. Y ella tenía una respuesta para todos, sin creerse una profeta sino, como decía: «Respeto lo que me dice Nuestra Señora y nada más».
El hermano, muerto en 1862, la designó heredera universal. Con la conspicua herencia pudo incrementar las actividades de caridad y sociales, proveyendo también la construcción de la capilla, dedicada a la Inmaculada Concepción de María. Fue grande su capacidad de envolver en esta empresa a todas las personas que la frecuentaban.
El 8 de julio de 1888 sintió la exigencia de despojarse de todo lo que poseía en calidad de heredera, dictando el testamento donde dejó sus bienes para la Parroquia. Quiso dar indicaciones necesarias sobre todo lo que debería ser vendido y dado a los pobres, y hasta incluso sobre cómo se debería realizar su entierro y cuántas misas deberían ser celebradas en su sufragio y de sus familiares. Su hábito de «nobleza» debería ser dado a una joven pobre para sus bodas.
Aquella que para todos era y es Nhá Chica, murió el 14 de junio de 1895. Su cuerpo fue dejado en exposición por cuatro días, sin que diese la menor señal de descomposición, permitiendo así a los numerosos fieles, que vinieran de todos los lugares, a despedirse de ella. Expuesta para las exequias en la Iglesia Matriz de Baependi, fue entonces llevada sobre los hombros por un grupo de chicas hasta la Capilla construida por ella, donde fue sepultada. En 1999 se efectuó el reconocimiento canónico y los restos mortales fueron colocados en el mismo lugar en un sarcófago de granito.
La espiritualidad de la Venerable tuvo una connotación profundamente evangélica, porque se basó únicamente en el amor de Dios y del prójimo, manifestado del modo más simple y natural, porque no tuvo ninguna matriz culta o especulativa.
Mons. Giuseppe Puglisi
Mons. Giuseppe Puglisi nace en Brancaccio, en la periferia de Palermo, Sicilia, Italia, el 15 de septiembre de 1937, hijo de un zapatero y una costurera. Entra al seminario diocesano de Palermo en 1953 y es ordenado sacerdote por el Cardenal Ernesto Ruffini, el 2 de julio de 1960. Es muerto por la mafia en la misma periferia donde nació, el 15 de septiembre de 1993, día de su 56° aniversario, después de su actividad de recuperación de los adolescentes ya reclutados por la criminalidad mafiosa, reafirmando una cultura de la fe y no violencia. Fue muerto no porque anunciaba el odio hacia la mafia, sino por la promoción de una cultura y vida contra la violencia, contra la criminalidad. En su recordación, hoy muchas escuelas, calles de Italia tienen su nombre.
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