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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 04-07-2012, Gaudium Press) Un nuevo capítulo de tensiones entre la Santa Sede y el Gobierno de China se vive tras el anuncio oficial de la próxima ordenación ilegítima de un obispo en la administración apostólica de Harbin. La ceremonia, a la que se ha opuesto con firmeza la comunidad católica local, fue pospuesta del pasado 29 de junio al próximo 06 de julio (ver nota anterior). Mientras los católicos oran, ayunan y se rehúsan a colaborar en la preparación de la ordenación, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos hizo pública una declaración oficial que advierte que un acto de esta naturaleza «inflige una dolorosa herida en la comunión eclesial y constituye una grave violación de la disciplina canónica».
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| El obispo ilegítimo Paul Lei Shiyin, durante la ordenación de cuatro sacerdotes sin autorización de la Iglesia, el pasado 29 de junio. |
La declaración explica que la ordenación de los Obispos «toca el corazón de la vida de la Iglesia», y es «garantía de la unidad de la Iglesia y de la comunión jerárquica». El texto, que cita extractos de la carta del Santo Padre Benedicto XVI a la Iglesia de China en 2007, recuerda que el carácter espiritual de estos nombramientos. La autoridad del Papa para nombrar un Obispo «permanece estrictamente dentro de la esfera religiosa» y es «un elemento constitutivo del pleno ejercicio del derecho a la libertad religiosa». El texto solicita con claridad que las autoridades no intervengan indebidamente en el gobierno de la Iglesia: «La designación de Obispos es un asunto religioso y no político».
De manera categórica se aclara que la designación del Padre Yue Fusheng como obispo «no tiene la aprobación papal: su ordenación es ilegítima, no tendrá la autoridad para gobernar la comunidad católica diocesana y la Santa Sede no lo reconocerá como Obispo de Harbin». El documento advierte que el sacerdote enfrentaría la sanción prevista por el Derecho Canónico en su canon 1382, que castiga esta violación con la excomunión latae sententiae. La declaración también advierte a los obispos ordenantes que ellos también estarían expuestos a las severas sanciones prescritas por la ley de la Iglesia. Esta situación fue debidamente infomada a las autoridades chinas, quienes, de efectuar la ordenación, «contradecirían los signos de diálogo entre el Partido Chino y la Santa Sede».
La Santa Sede advierte que la ordenación ilegítima «creará confusión y divisiones en la comunidad católica de China». Además, se pone en riesgo el desarrollo y supervivencia de la Iglesia, que necesita estar unida al Santo Padre, a quien la Iglesia a sido confiada. Esta obediencia es necesaria «si se quiere que la Iglesia en China sea católica», y es deseada por los fieles y el clero. «La comunidad católica de Harbin no desea una ordenación episcopal ilegítima», afirma la declaración.
Los católicos se oponen a la ordenación
Según informó la agencia Asia News, el clero y los fieles católicos han manifestado abiertamente su desacuerdo con la intención de la Asociación Patriótica, órgano oficialista que pretende controlar la Iglesia Católica en China, de nombrar obispo al padre Yue Fusheng en Harbin (ver nota anterior). Las jornadas de oración y ayuno continúan, mientras varios sacerdotes se han escondido para no ser forzados a participar en la ceremonia.
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| Ordenación episcopal de Mons. Joseph Chen Gongao en Nanchong. El Obispo fue designado por la Santa Sede pero no pudo evitarse que un obispo excomulgado asistiera a su ordenación. |
Aún no se tiene conocimiento de la hora prevista para la ordenación, ni la identidad de los concelebrantes. Se teme que la Asociación Patriótica pueda presionar a seis Obispos reconocidos por la Santa Sede a hacerse presentes, quienes estarían en riesgo de excomunión.
Un sacerdote explicó a Asia News la gravedad de la situación para la Iglesia local: «Esta jugada es típica de la estrategia de la Asociación patriótica», afirmó: «Hacer que los Obispos en comunión con el Papa obren en contra de la disciplina de la Iglesia, revolviendo lo correcto y lo incorrecto, lo verdadero y lo falso. Es una verdadera batalla entre el demonio y la Iglesia», añadió. «Es como la pelea descrita en el Apocalipsis entre la Mujer con el Niño en riesgo de ser devorado por el dragón».
La Asociación Patriótica considera superflua la autoridad del Santo Padre para designar a los Obispos, y ha trabajado para eliminar en apariencia toda diferencia entre los obispos nombrados por el partido y aquellos designados por la Santa Sede. Por este motivo cada vez más frecuentemente obliga a Obispos en comunión con el Papa a participar en ordenaciones ilegítimas e intenta imponer la participación de obispos excomulgados en las ordenaciones episcopales aprobadas por el Vaticano.
Con información de Asia News.
Gaudium Press / Miguel Farías
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