Roma (Viernes, 06-07-2012, Gaudium Press) Giuseppe Baldacchini no es un ningún novato en cuanto a su especialidad se refiere. Este reconocido físico italiano desde hace varios años trabaja en el ENEA, la Agencia Nacional italiana para las nuevas tecnologías, la energía y el desarrollo económico sostenible. Pero sus arduas labores en la Agencia no le impiden que dedique algo de su tiempo a la investigación de una de sus pasiones: El Santo Sudario de Turín, del cual ha publicado recientemente una obra conteniendo sus hallazgos sobre tan importante materia (http://www.sindone.info/BALDAKKI.PDF).
«El Sudario es una vieja sábana de lino, que mide 4,40 x 1,10 metros, que contiene una serie de marcas que incluyen una frontal y trasera imagen de un cuerpo (IC) y manchas de líquidos orgánicos e inorgánicos. Durante las últimas décadas, se descubrió que el IC no es ni un dibujo ni una pintura creada con técnicas conocidas. De hecho, algunas manchas rojizas fueron causadas por sangre humana (Antonacci, 2000), (Wilson, 2010)», expresa Baldacchini en su estudio. Esto evidencia que el supuesto falsificador medieval, del que aún no se conoce existencia, debía estar «familiarizado con algún tipo de tecnología o poseía cierta información antes de que ésta fuera aún inventada o publicada».
Es decir, la conjetura de la falsificación medieval debe incluir la explicación de un artífice de hace cientos de años que sobrepasaría en conocimientos a los más avezados científicos de hoy, quienes no tienen sino hipótesis de cómo se formó la imagen. Todo un acto de fe. Por lo demás, en su documento Baldacchini hace una lista de 11 cruciales elementos científicos que lo llevan a concluir que el Sudario no es una falsificación. Para ‘creer’ en la autenticidad del sudario el científico italiano recurre a la ciencia. Toda una paradoja.
Como se sabe, los fluidos orgánicos presentes en el Sudario no son de un cuerpo en composición, lo cuáles solo hacen presencia 40 horas después de la muerte, por lo que se concluye que el cuerpo dejó de tener contacto con la Sábana Santa antes de ese lapso. Entretanto el cuerpo sí debió haber estado en contacto lo suficiente para formar las manchas de sangre que ahí se perciben, las cuales «resultan de la licuefacción de la sangre coagulada, el proceso de hemólisis», según afirma el científico. Son datos que coinciden con el relato evangélico.
Sin embargo, queda aún por explicar cómo se formó la imagen, para lo cual los científicos de los últimos decenios han levantado teorías. Baldacchini tiene la suya, que, según afirma, engloba a todas las otras. Cómo se sabe también, el sudario no registra ningún vestigio de arrastre mecánico del cuerpo que envolvía, el «cuerpo no fue retirado de la Sábana Santa de forma manual».
Baldacchini reconoce que es su intención usar de lo que la física conoce hoy, para intentar alguna explicación.
«El único fenómeno en Física que puede conducir a la desaparición total de la masa, produciendo una energía equivalente es el proceso conocido como la aniquilación materia-antimateria (AMA). Hoy en día, esto sólo puede ser reproducido en un nivel subatómico en los laboratorios de partículas elementales, pero era un hecho dominante inmediatamente después del Big Bang. Es decir, en los primeros instantes de la existencia de nuestro universo», afirma. Esta teoría, que «satisface los criterios de las teorías anteriores», no dice «nada, excepto que el cuerpo se desmaterializó dentro del Sudario e instantemente se materializó otra vez en otro lugar, sea muerto o vivo».
Con información de Vatican Insider
Gaudium Press / S. C.
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