sábado, 23 de noviembre de 2024
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Benedicto XVI visitó Casa de los Verbitas en Nemi, su morada durante el Concilio Vaticano II

Nemi (Martes, 10-07-2012, Gaudium Press) «Un recuerdo bellísimo, quizás el más bello de todo el Concilio»: así definió el Santo Padre las rememoraciones de su estadía en la Casa de los Verbitas en Nemi, donde hace 47 años se alojó, cuando era uno de los jóvenes teólogos peritos del Concilio Vaticano II encargados de preparar el decreto de esa asamblea sobre la actividad misionera de la Iglesia, el Decreto «Ad Gentes». La visita del Pontífice coincidió con el Capítulo General de la Sociedad del Verbo Divino. El Papa tuvo un encuentro con los 150 participantes de este Capítulo y con la Curia Generalicia de la Orden verbita radicada en Roma.

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El Papa se refirió al Decreto Ad Gentes como «bueno y hermoso»

«… cuando vine aquí en medio del campo tan verde, con este aire tan fresco… Ya de por sí era hermoso. Y luego, estaba en compañía de grandes teólogos, con una tarea tan importante y bella como la de preparar un decreto sobre la misión», recordaba el Papa. La localidad de Nemi está ubicada en la provincia de Roma, y tiene una posición dominante sobre el lago Nemi, uno de los lagos de origen volcánico de la región. Es cercana a Castel Gandolfo.

El Santo Padre rememoró también la figura del General verbita de aquella época, el padre Schütte, «que había sufrido mucho en China, donde fue condenado y de donde fue expulsado. Estaba lleno de dinamismo misionero, de la necesidad de dar nuevo empuje al espíritu misionero. Y yo estaba con él; yo era un teólogo sin gran importancia, muy joven; no sabía porqué me habían invitado. Pero, para mí, era un gran regalo».

«El bien que lleva en sí la necesidad de darse»

Sobre el decreto de la misión del Concilio Vaticano II, el Pontífice Romano dijo que es «un decreto bueno y hermoso, que fue aceptado casi unánimemente por todos los padres conciliares, y que para mí complementa muy bien a la ‘Lumen Gentium’, porque encontramos una eclesiología trinitaria, que parte sobre todo de la idea clásica del ‘bonum diffusivum sui’; el bien que lleva en sí la necesidad de comunicar, de darse; que no puede encerrarse en sí mismo. Lo bueno, la misma bondad, esencialmente es ‘communicatio’. Esto aparece ya en el misterio trinitario, al interno de Dios y se difunde en la historia de la salvación y en nuestra necesidad de dar a los demás el bien que hemos recibido».

«Todo convergía en el dinamismo único de la necesidad de llevar la luz de la Palabra de Dios, la luz del amor de Dios en el mundo y de dar una nueva alegría con este anuncio», afirmó el Santo Padre.

«Me alegra ver que vuestra Sociedad florece -se congratuló ayer el Pontífice con los verbitas-; el padre General ha hablado de seis mil miembros en tantos países y en tantas naciones. Claramente el dinamismo misionero está vivo y vive solamente si cuenta con la alegría del Evangelio, si formamos parte de la experiencia del bien que procede de Dios y que quiere y debe ser comunicado. Gracias por vuestro dinamismo».

«Rezad por mí, como yo rezo por vosotros», pidió Benedicto XVI a los misioneros.

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