Ottawa (Martes, 17-07-2012, Gaudium Press) La Conferencia Canadiense de Obispos Católicos (CCCB) ha emitido una declaración en la que manifiesta recibir con satisfacción la decisión del Gobierno Federal de apelar todos los aspectos de la reciente decisión de la Corte Suprema de British Columbia, que despenaliza la práctica de suicidio asistido en Canadá.
Rob Nicholson, Ministro de Justicia de Canadá, quien anunció la apelación total a la polemica sentencia que despenaliza el suicidio asistido en ese país. |
«Estamos de acuerdo con la declaración del Ministro de Justicia, Rob Nicholson», afirmaron los Obispos, y citaron las palabras del alto funcionario: «las leyes respecto al suicido asistido y la eutanasia existen para proteger a todos los canadienses, incluyendo aquellos más vulnerables, como los enfermos, los adultos mayores y las personas con discapacidad».
La prohicición del suicidio asistido fue declarada «inconstitucional» por la Corte, quien analizó el caso de una mujer que padece una enfermedad degenerativa. La sentencia será demandada por el Gobierno, mientras que la Iglesia anunció la preparación de acciones legales en el Parlamento, que debe reglamentar de acuerdo a la sentencia en caso de que la apelación no propere.
«Somos administradores, no los dueños, de la vida que Dios nos ha confiado», recordaron los Obispos, citando las palabras del Catecismo. «No es nuestra para disponer de ella». La presente declaración hizo eco de aquella hecha el pasado 18 de junio por el Arzobispo y Presidente de la CCCB, Mons. Richard Smith, al conocerse el fallo judicial. El prelado pidió fomentar «una cultura de vida y amor en la cual cada persona, en todos los momentos y circunstancias de su vida natural, es atesorada como un don», en lugar de proveer la muerte al paciente. Una decisión como la tomada por la Corte «revela la naturaleza del corazón de nuestra sociedad», afirmó el Arzobispo.
La Conferencia de Obispos anunció que continuará vigilando de cerca el proceso legal a medida que se desarrolla, para trabajar en la protección del don de la vida, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.
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