Lima (Lunes, 23-07-2012, Gaudium Press) En una decisión sin precedentes, la Santa Sede, a través del Secretario de Estado, Cardenal Tarcisio Bertone, decidió retirar el derecho de los títulos de «Pontificia» y «Católica» a la hasta ahora llamada Pontificia Universidad Católica del Perú. El comunicado oficial fue publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede el pasado 21 de julio y justifica la decisión en los cambios unilaterales que la institución ha venido realizando a los estatutos desde 1967, «perjudicando gravemente los intereses de la Iglesia».
Campus de la hasta ahora Pontificia Universidad Católica del Perú. |
Este es el desenlace de un largo proceso en el cual, desde 1990, la Santa Sede solicitó a la universidad «en múltiples ocasiones, adecuar sus Estatutos a la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae, sin que haya respondido a esta exigencia legal», informó la nota de prensa. La institución educativa ha desconocido reiteradamente la autoridad de la Arquidiócesis de Lima, llegando incluso a convertirse en promotora de enseñanzas contrarias a la doctrina de la Iglesia y respaldo para campañas y personajes que atacan abiertamente a las autoridades eclesiásticas.
Esta marcada voluntad de independencia se evidenció durante los acercamientos de la Iglesia para intentar corregir la situación, en la Visita Canónica realizada en diciembre de 2011 y la entrevista del rector de la universidad con el Cardenal Tarcisio Bertone. Según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el directivo condicionó la adecuación de los estatutos a la renuncia de la Arquidiócesis de Lima a sus derechos de control sobre la gestión de los bienes la universidad. Dicha atribución, que data de la fundación de la institución, «ha sido confirmada en varias ocasiones con sentencias de los Tribunales civiles del Perú», recordó el comunicado.
«Ante esta actitud por parte de la Universidad, confirmada además por otras iniciativas, la Santa Sede se ha visto obligada a adoptar las mencionadas medidas», continúa el texto. Sin embargo, la pérdida de los títulos que identificaban la universidad de ninguna forma constituye una renuncia por parte de la Iglesia al control que le corresponde ejercer sobre la institución. El documento ratificó «el deber que sigue teniendo dicha Universidad de observar la legislación canónica».
No es un enfrentamiento personal: Card. Cipriani
Por su parte, el Cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima, a quien por razón de su cargo le correspondió tomar las acciones legales y canónicas iniciales para proteger el carácter católico y pontificio de la universidad, aseguró en una alocución radial que el desenlace no tiene para él ningún carácter de victoria personal: «No me siento ganador, en absoluto», expresó el prelado, quien advirtió que el caso se manejó en instancias superiores. » Hace tiempo la Secretaría de Estado ha hecho suyo este asunto. Y el gran canciller y ordinario del lugar pasó a un segundo lugar al no tener que ver en el tema».
El Arzobispo Cardenal lamentó que se haya suscitado una campaña en su contra, para desviar los argumentos hacia un supuesto enfrentamiento de tipo personal. «Con dolor digo que ha sido una estrategia de comunicación de la universidad el convertir este tema en un asunto de ataque a una persona, queriendo inclusive a veces dividir a la Conferencia Episcopal, y en otras ocasiones, diciendo cosas que no son correctas», denunció. «Aquí no hay ganadores ni perdedores. Para todo diálogo y tratamiento de las cosas se tiene que tener encima de la mesa la verdad», concluyó.
Ante las consecuencias de estas campañas de distracción, que motivaron declaraciones en contra de las decisiones pontificias incluso por parte de miembros de la Iglesia, también se ha conocido que la Santa Sede realizó un llamado interno a la unidad a través de la Nunciatura Apostólica en el Perú, según información divulgada por el informativo Vatican Insider.
La comunidad educativa desea recuperar su identidad
El documento pontificio que notifica las sanciones también deja en claro la posibilidad de corregir la situación anómala: «La Santa Sede seguirá atentamente la evolución de la situación de esta Universidad, deseando que en un futuro próximo las Autoridades académicas competentes reconsideren su posición con el fin de poder revisar las presentes medidas». Esta solución, que sería la más deseable para la jerarquía eclesiástica, traería una «renovación» a la institución y le permitiría responder «con más eficacia al cometido de llevar el mensaje de Cristo al hombre, a la sociedad y a las culturas, según la misión de la Iglesia en el mundo», concluye el comunicado pontificio.
Con base en estas palabras, y esperando poder recuperar la identidad esencial de la institución educativa, la Agrupación Universitaria Riva Agüero comenzó una campaña para recoger firmas entre alumnos y exalumnos para pedir a la Asamblea Universitaria que tome las acciones correspondientes para «recuperar la institucionalidad de la misma y su relación con la Iglesia Católica». Los estudiantes y egresados expresan de esta forma su «profunda preocupación en torno a la situación actual de la universidad.»
La agrupación exhorta en esta Carta Abierta a que la Asamblea de la universidad «represente el sentir de todos quienes formamos parte de la comunidad universitaria» y realice los cambios necesarios para ajustar los estatutos según las observaciones de la Santa Sede. «Dichas adecuaciones no solo resultan indispensables para la supervivencia institucional, sino que constituyen un acto de justicia y respeto a la memoria de quienes apoyaron durante su vida a la PUCP como una institución de la Iglesia Católica», afirman los firmantes.
El texto de la iniciativa concluye con la reiteración de la esperanza en que los directivos realicen «una profunda reflexión» y permitan recuperar la identidad de la universidad, «que por décadas ha sido y sigue siendo un crisol de formación y segundo hogar para miles de jóvenes».
Con información de Vatican Information Service, Vatican Insider y Agencia Zenit.
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