México (Martes, 24-07-2012, Gaudium Press) Francisco José Contreras, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, España, fue invitado a México para dictar una serie de conferencias , organizadas por la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad Anáhuac. El experto denunció que tanto en Europa como en América se vive una forma distinta de amenazar la libertad religiosa: a quienes viven su fe públicamente «se les acusa de intentar imponer sus creencias al resto de la sociedad».
Las manifestaciones de intolerancia religiosa son cada vez más comunes en Europa. En la imagen, un grafiti amenaza a los católicos españoles con la memoria de la cruenta persecución padecida durante la Guerra Civil. |
Contreras comparó la realidad que viven las comunidades religiosas, principalmente cristianas, en el Medio y el Extremo Oriente, donde son víctimas de atentados, crímenes y ataques, con las nuevas formas de discriminación del mundo occidental. Para el catedrático, nuestra cultura pone en práctica un nuevo «estilo» de ataque: desvalorizar la religión a través del laicismo excluyente.
En declaraciones a la agencia SIAME, el experto describió esta amenaza: «se busca impedir la participación de las personas con creencias religiosas en los debates públicos en igualdad de condiciones con los demás, ya que cada vez que intentan defender su opinión sobre determinados temas, sean morales, jurídicos o políticos, se les acusa de intentar imponer sus creencias al resto de la sociedad».
Los católicos entonces quedan excluidos de la participación social y su opinión es silenciada incluso en los casos en que renuncian a la mención de Dios o a los argumentos religiosos. Las ideas de los fieles se califican automáticamente como «confesionales» y no son tenidas en cuenta, basándose exclusivamente en un prejuicio negativo.
Benedicto XVI, en su reciente visita a México hizo un llamado reiterado por el respeto a la libertad religiosa. |
Los católicos, entonces, se convierten en «ciudadanos de segunda», denunció Contreras. «No disfrutan de los derechos al igual que el resto de los ciudadanos, lo cual no solo es preocupante, sino incompatible con los derechos humanos, tal y como se proclaman en la mayoría de los tratados internacionales».
Precisamente el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, explicó, incluye el derecho de predicar en público, puesto que la religión intenta influir en las costumbres y la ética social. «La libertad religiosa no se limita a la posibilidad de profesar ciertas creencias en la vida privada», advirtió el catedrático; «incluye también el derecho a participar en la vida pública, a expresar opiniones morales y defender leyes y políticas que sean coherentes con tales creencias».
El experto abogó por un cambio en la forma como la sociedad ve a los cristianos y la promoción de una laicidad correctamente entendida: «una laicidad que siempre vele por la libertad de pensar, de creer y no creer, por una laicidad que considere a las religiones como un gran valor y no como un peligro».
Contreras advirtió que los católicos deben asumir una actitud distinta, para no quedar excluidos y defender la libertad religiosa. «Esto implica no dejarse tratar como un ciudadano de segunda, sino reclamar el derecho a exponer sus opiniones morales y a intentar convencer de ellas a los demás, en pie de igualdad con los no creyentes».
«Habrá que recordar que todo el mundo tiene creencias», continuó, «y que el hecho de que el ateo no suela ser consciente de ellas, pues habitualmente los ateos creen no creer nada, no le da derecho a imponerlas so pretexto de neutralidad», concluyó el catedrático.
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