viernes, 22 de noviembre de 2024
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Más de 800 nativos americanos peregrinan a la tierra de la beata Kateri Tekakwitha, en Estados Unidos

 

Auriesville (Miércoles, 25-07-2012, Gaudium Press) La Conferencia Tekakwitha, reunión anual de los católicos pertenecientes a las etnias indígenas de norteamérica, tuvo un acento especial por la próxima canonización de la beata Kateri, llamada «Lirio de los Mohawk», programada para el mes de octubre. Los nativos, más de 800, provenientes de diferentes regiones de Estados Unidos y Canadá, se dieron cita en Albany, en el estado de Nueva York, y peregrinaron a los lugares de nacimiento y bautismo de la joven beata.

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Logo de la Conferencia Anual Tekakwitha.

La canonización de Kateri Tekakwitha es un gran acontecimiento para las comunidades católicas en los pueblos nativos norteamericanos. «Esto hará mucho por levantar nuestra gente, levantar nuestros espíritus», expresó la hermana Kateri Mitchell, directora de la Conferencia, en declaraciones a CNS. «Sentimos que pertenecemos ahora, en un grado definitivamente más fuerte, a ese círculo sagrado».

La figura del círculo tiene un profundo significado entre los pueblos indígenas del continente, y es en los «cículos Kateri», que muchos de los 600 mil católicos nativos americanos se reúnen para profundizar su fe. La canonización de su patrona facilitará la evangelización de  las comunidades. «Más y más personas quieren conocer su historia y podrán encarnarla», aseguró la Hna. Kateri.

En la homilía de la Eucaristía del pasado 22 de julio en la Conferencia, el Obispo de Siracusa, Mons. Robert Cunningham, retrató las graves dificultades que enfrentó la beata para vivir su fe tras la muerte de sus padres cuando tenía sólo cuatro años de edad. El triste suceso se dio en medio de una epidemia que la dejó con limitaciones visuales, cicatrices en su rostro y una salud frágil.

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Imagen de la beata Kateri, a las afueras del Santuario ubicado en su lugar de bautismo.

«En ciertos momentos el Evangelio es recibido con indiferencia, incomprensión o incluso hostilidad», recordó. La beata Kateri, de madre algonquina cristiana, sólo pudo formarse en la fe a los 18 años y bautizarse a los 20, padeciendo insultos y amenazas. Un año después tuvo que mudarse a una misión cristiana en Canadá, donde finalmente pudo entregarse a la vida de piedad y sacrificio, consagrando su virginidad y sirviendo a Dios en  la atención a los enfermos y la catequesis. La joven murió por una enfermedad cuando tenía apenas 24 años. En el momento de su muerte, las cicatrices de su rostro desaparecieron milagrosamente.

«Ella ha abrazado el Evangelio tanto como puede hacerlo un ser humano», expresó el pasado 20 de julio el Arzobispo de Filadelfia, Mons. Charles Chaput. «No es suficiente con recibir el don (de la fe), tenemos que darlo». «Somos cobardes», admitió el prelado. «Tenemos miedo de predicar el Evangelio a los indios entre nosotros, ¿verdad? Creo que es difícil imaginar que Kateri se quedara en silencio»

El Arzobispo también propuso la figura de la beata como modelo de virtud, comenzando con su abstinencia de cualquier vicio y su vida de oración y escucha a Dios. El prelado también aconsejó a los nativos mantener la cercanía con sus amigos católicos como lo hizo la beata con Anastasia, amiga de su madre. 

La Conferencia Tekakwitha tiene ese sentido de integrar y sostener a los católicos de todos los pueblos nativos.  Durante el atardecer del 21 de julio, los presentes realizaron el gesto tradicional de congregarse en círculo, que simboliza la comunidad que forman como parte de la Iglesia. «A veces en tu vida, no tienes esa conexión con las personas nativas», manifestó a CNS Sylvia Spence, miembro de una tribu Ojibwe de Minnesota. «Creo que es una verdadera bendición».

Con información de Catholic News Service.

 

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