Damasco (Vierenes, 27-07-2012, Gaudium Press) Un sacerdote de Damasco, capital de Siria, quien mantuvo su anonimato, relató telefónicamente a Ayuda a la Iglesia Necesitada el duro testimonio de los católicos de Siria en medio de la guerra. El pan y otros alimentos, al igual que el gas y la electricidad, escasean en una ciudad cuyas temperaturas alcanzan los 42 grados centígrados. «Solo Dios sabe lo difícil que es para mí encontrar palabras para motivar a la gente a no perder la esperanza», relató.
La población en Damasco vive «las profundidades del miedo y la soledad» a causa de la guerra. |
La experiencia del ministerio sacerdotal en una zona de combates es impactante. El clérigo refirió su experiencia del pasado domingo 22 de julio: «Era la primera vez en mi vida que celebraba la Misa en medio del ruido de disparos y explosiones. Fue muy difícil». El miedo y la incertidumbre extremos fueron puestos en manos de Dios. «Oramos intensamente por la paz. Después, los creyentes me abrazaron con emoción. Aunque todavía teníamos miedo, se fueron a casa fortalecidos».
A pesar de la situación de violencia creciente, el sacerdote manifestó su fidelidad en medio de las pruebas. «No me iré. Soy un sacerdote en los buenos y los malos tiempos. Eso significa que soy un «Padre» y debo permanecer con mi gente», expresó.
El presbítero expresó las graves necesidades de su comunidad en el ambiente de conflicto, que exigen mucho más que el simple envío de ayudas. «La ayuda material es importante, pero las profundidades de miedo y soledad no se pueden superar con dinero. Es importante para nosotros en Siria saber que no estamos solos», explicó.
«Por favor oren por nosotros», clamó el sacerdote. «Oren por nuestro presente y nuestro futuro. Oren para que (la violencia) se detenga y alguien salve lo que todavía puede ser salvado», concluyó.
Con información de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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