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México (Miércoles, 01-08-2012, Gaudium Press) Para celebrar los 150 años de la canonización de San Felipe de Jesús, mártir mexicano declarado santo por el Papa Pío IX en 1862, la Arquidiócesis de México ha organizado un recorrido de su reliquia por las ocho Vicarías de la ciudad. Este santo franciscano es el primer santo de México y patrono de la juventud en ese país.
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| San Felipe de Jesús |
El día 15 de agosto, «que es la Fiesta Patronal de la Catedral de México, se presentará a los fieles un nuevo relicario que se está fabricando y que consiste en una cruz de buen tamaño en donde se empotrará en actual relicario», comentó a SIAME Mons. Manuel Arellano, Dean de la Catedral.
Esta cruz será la que peregrine por las vicarías, de acuerdo a la logística encargada a tres sacerdotes, entre quienes se encuentra el encargado de la pastoral juvenil de la Arquidiócesis.
El primer santo mexicano, mártir en Japón
Siendo un joven inquieto, Felipe intentó ingresar a la comunidad franciscana a temprana edad, sin poder adaptarse a la vida religiosa. Su padre, español de nacimiento lo instruyó en el oficio de la platería y finalmente lo embarcó a Filipinas para motivarlo a hacer su propia fortuna. Ya en Manila, la atracción por la vida mundana se desvaneció y, siendo más maduro para entonces, se hizo religioso franciscano nuevamente. Tomó entonces el nombre de Fray Felipe de Jesús.
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En 1596, sus superiores lo encontraron preparado para el sacramento del Orden y lo embarcaron en el galeón San Felipe de regreso a México, puesto que en Filipinas no había Obispo para su ordenación. Pero Dios dispuso otros planes, y una gran tempestad desvió el rumbo de la nave y la hizo naufragar en las costas de Japón.
Para ese momento, pese a contar con una comunidad de católicos de unos 150 mil creyentes, la formación de un imperio por parte de Taikosama puso la religión cristiana al borde de la prohibición absoluta. El naufragio del galeón San Felipe motivó la ambición del gobernador quien acusó a los misioneros de proselitismo ilegal y de planear una invasión militar. De esta forma apresó a los religiosos y expropió las riquezas de la embarcación.
A los frailes se sumaron 15 japoneses convertidos, un franciscano y un seglar provenientes de Osaka y tres jesuitas. Todos ellos fueron condenados a muerte y obligados a viajar a pie en una cruel travesía hasta Nagasaki, donde les habían preparado 26 cruces para su martirio. Todos dieron gran testimonio de valentía y fidelidad a la fe, y se narra que San Felipe se abrazó a su cruz con gran devoción. Antes de su muerte, el santo mexicano exclamó tres veces el nombre de Jesús, siendo el primero en morir, atravesado por dos lanzas.
El lugar del martirio es hoy Santuario y lugar de peregrinación nacional, y el templo construido en la colina de los mártires de Nagasaki está dedicado a San Felipe de Jesús.
Con información de SIAME.
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