sábado, 23 de noviembre de 2024
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En la noche bávara el Papa recuerda que "Dios es bueno y es un bien ser persona"

Castel Gandolfo (Lunes, 06-08-2012, Gaudium Press) Canto ‘jodler’, danzas y música típicamente bávara en una atmósfera de alegría festiva. Fue en síntesis la noche bávara en Castel Gandolfo para el Papa por su 85° aniversario y en presencia de su hermano mayor Mons. Georg Ratzinger, celebrada el viernes pasado. Al final del concierto Benedicto XVI en un discurso pronunciado en alemán e improvisado, afirmó el sentido de la alegría en nuestra vida. «Diciendo ‘no’ a la alegría -observó- no prestamos servicio a nadie, tornamos solamente el mundo más oscuro».

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Foto: News.va

Con un tradicional voto bávaro «Vergelt’s Gott» (Dios les dé mérito) el Santo Padre agradeció a los artistas por hacerlo sentir como «dahoam», en casa. Todo el patio del Palacio de Castel Gandolfo que normalmente acoge a los peregrinos para la oración del Ángelus o audiencias generales de los miércoles en el período de verano, el viernes pasado se volvió una pequeña Baviera. Los peregrinos como los artistas estaban vestidos con ropas tradicionales folclóricas. El Papa Ratzinger, visiblemente relajado, con verdadera simpatía y buen humor escuchó las músicas del folclor bávaro.

«El mundo es bello y Dios es bueno». Fue un breve mensaje de la fe que el Santo Padre aprendió en su tierra natal, Baviera, cuando era niño y afirmó en el discurso de la noche a todos los presentes. La música ejecutada al final del Ángelus en forma de jodler «Andachtsjodler» que terminó el encuentro, fue confirmado en las palabras del Papa, al decir que la cultura bávara es una «cultura alegre» y «embebida de alegría» que «se fundamenta en el hecho que nosotros estamos en sintonía con la Creación, en sintonía con el mismo Creador y que por esto sabemos que es un bien ser persona».

«Sí», la alegría nos ayuda a prestar servicio a otros. «Quien no ama se a sí mismo -continuó el Pontífice- no puede dar nada al prójimo, no puede ayudarlo, no puede ser mensajero de paz». Benedicto XVI invitó a los presentes a «traer alegría a los otros» y a «rechazar el mal y ser servidores de la paz y la reconciliación».

 

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