Manila (Jueves, 09-08-2012, Gaudium Press) «Que Dios tenga misericordia de nuestro Congreso», afirmó con pesar el Arzobispo de Jaro, Mons. Ángel Lagdameo, al conocer el avance de la llamada Ley de Salud Reproductiva en el órgano legislativo de Filipinas en lo que se había considerado «el día del juicio» de la norma, el pasado 07 de agosto. Siguiendo los modelos de la agenda antinatalista internacional, el proyecto engloba el acceso universal a los anticonceptivos artificiales, campañas de implantación de dispositivos intrauterinos y cambios en el plan de educación que obligarían a introducir la pretendida «educación sexual» en niños desde los cinco años de edad.
Los alcances de la norma, según ha advertido reiteradamente la Iglesia Católica, llegan incluso a sancionar con multas o cárcel a los administradores de servicios de salud que se nieguen a autorizar procedimientos de esterilización como la vasectomía o la ligadura de trompas. Los empleadores podrían afrontar presiones similares si se rehúsan a proveer estos procedimientos en la cobertura de salud de sus empleados.
El Congreso no escucha la voz de la Iglesia
La «Manifestación del Poder de la Oración» en contra del proyecto de ley antinatalista reunió a más de 10 mil católicos que a pesar de la lluvia manifestaron su compromiso en defensa de la cultura de la vida. |
Desde su proposición en el Congreso, la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas hizo un llamado a los fieles a rechazar de manera frontal la iniciativa, y organizó una manifestación pública de oración el pasado 04 de agosto en oposición al proyecto. Se estima que unos 10 mil católicos acudieron al evento y participaron en la Eucaristía presidida por el Obispo Gabriel Reyes, Secretario de la Comisión Episcopal sobre Familia y Vida. Durante la homilía, el Obispo emérito Teodoro Bacani criticó duramente el apoyo que el presidente de Filipinas,Benigno Aquino, ha dado al proyecto.
«Este es un asunto moral, y por este motivo este evento no es una manifestación política, sino de oración, enfocada en la desaprobación del proyecto de ley», indicó Mons. Gabriel Reyes. Por este sentido espiritual, la Iglesia invitó a los asistentes a usar prendas de color rojo, que simboliza el martirio en la tradición de la Iglesia. Los participantes también llevaron imágenes religiosas, rosarios y velas, y se unieron en oración y cantos para dar testimonio de la cultura de la vida.
A pesar de la aprobación parcial de la iniciativa, el Arzobispo de Jaro, Mons. Lagdameo, pidió a los jóvenes que han protestado activamente contra la norma continuar su firme oposición. «No pierdan la esperanza», exhortó. «Nuestra campaña continúa. Espero que no se rindan ante este desafío». Sobre los congresistas y las últimas oportunidades para corregir los graves errores del proyecto de ley, el prelado hizo un llamado a una reflexión honesta sobre la materia: «Espero que ellos disciernan lo que verdaderamente sería el bien común para nuestro país».
Con información de Zenit y CBCP News.
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