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Brasilia (Jueves, 09-08-2012, Gaudium Press) El Arzobispo de Palmas y Presidente de la Comisión para los Ministerios Ordenados y la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Brasileña, Mons. Pedro Brito Guimarães, envió un mensaje a los diáconos permanentes de Brasil por ocasión del mes de agosto, dedicado a las vocaciones y por el día de San Lorenzo, mártir, Patrono de los diáconos, que será celebrado mañana viernes 10.
En el mensaje el prelado explica que la diaconía de la Iglesia sigue la misma misión de Nuestro Señor Jesucristo que afirmó de sí mismo que «no vino para ser servido, sino para servir y dar la vida en rescate por muchos» (Mc 10, 45).
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| Los diáconos deben ayudar a construir un mundo más de acuerdo con el proyecto de Dios |
Mons. Pedro Guimarães recuerda que el diaconado es sacramento de la caridad, pues los diáconos «son ordenados para el servicio de la Palabra, la caridad y la liturgia, especialmente para los sacramentos del bautismo y el matrimonio; también para acompañar la formación de nuevas comunidades eclesiales, especialmente en las fronteras geográficas y culturales, donde ordinariamente no llega la acción evangelizadora de la Iglesia» (DAp 205).
Esto quiere decir que los diáconos no son ordenados para una misión más allá del mundo que nos rodea, sino deben ayudar a construir un mundo más de acuerdo con el proyecto de Dios, declaró.
Mons. Pedro presenta a Abraham como un ejemplo a ser seguido por los diáconos que deben ser «obedientes, acogedores, diligentes, caritativos (Gn 22,1ss;18,1ss), afables, hospitalarios, sinceros en las palabras y en el corazón, prudentes y discretos, generosos y dispuestos al servicio, capaces de ofrecerse personalmente y de suscitar, en todos, relaciones genuinas y fraternas, listos para comprender, perdonar y consolar».
«El diácono es constructor de la solidaridad, en la medida en que, por su ministerio de la caridad, anima y suscita la solidaridad y el servicio en toda la Iglesia» afirmó.
El Arzobispo de Palmas concluye su mensaje manifestando su cordial saludo a todos los diáconos permanentes de Brasil, a sus familias, y a los candidatos a la diaconía, citando un trecho del documento de Aparecida que dice lo que la V Conferencia espera de los diáconos, «un testimonio evangélico e impulso misionero para que sean apóstoles en sus familias, sus trabajos, sus comunidades y en las nuevas fronteras de la misión» (DAp 208).
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