Asís (Sábado, 11-08-2012, Gaudium Press) La Iglesia Católica celebra el 11 de agosto la fiesta litúrgica de Santa Clara de Asís, lo que culmina la celebración especial del octavo centenario de la consagración de la santa a la vida religiosa. Una Eucaristía solemne en la Basílica de Santa Clara en Asís, Italia, fue presidida por el Cardenal Agostino Vallini, Vicario de Su Santidad para la diócesis de Roma.
En este día también se lleva a cabo la clausura del año clariano, ceremonia durante la cual se venerarán las reliquias de Santa Clara (sus cabellos) y se celebrará una Eucaristía, por parte del P. José Rodríguez Carballo, Ministro General de los Frailes Menores. El Año Clariano comenzó el 17 de abril de 2011 y fue motivo de numerosas actividades en honor de la santa, especialmente centradas en la Basílica de Santa María de los Ángeles, en la Porciúncula.
En todo el mundo, los conventos de las Religiosas Clarisas se unen en la celebración de su fundadora, la primera mujer a quien la Iglesia aprobó una regla propia, en 1212. El protoconvento de San Damián, el primero en el que vivieron las «Damas Pobres» y donde la religiosa vivió 42 años de vida consagrada, fue la sede de una vigilia de oración, presidida por el Ministro Provincial de los Frailes Menores de la Umbría, P. Bruno Ottavi.
«Santa Clara es la novia del Cantar de los Cantares, que su Señor ha buscado como el Amado busca la amada, una novia siempre está dispuesta a seguir a su Señor», expresó en su homilía el P. Ottavi. La vida contemplativa de la santa profundizó su íntima relación con Dios: «»Mi amado es mío y yo soy para Él», Clara pudo repetir, habiendo llegado aquí a contemplar el misterio del amor de Dios».
El sacerdote destacó la fe de Santa Clara, que describió como «fuerte, perseverante y operativa», adjetivos que explicó a continuación. «Fuerte, ya que se basa en la Palabra de Dios, los Sacramentos, el amor por los pobres y el amor fraternal, que testificó con su vida». Perseverante, habiendo superado la oposición familiar, la dura vida de pobreza y la incomprensión frente a la particular forma de vida que Dios había elegido para ella. Una fe operativa, ya que no se quedó en la teoría, sino que se manifestó en actos de amor, «a sabiendas de que debía responder con amor al Amor que la había llamado desde desde el principio», expresó.
Con información de Radio Vaticano y AssisiOFM
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