Ciudad del Vaticano (Lunes, 13-08-2012, Gaudium Press) El próximo mes de octubre la Iglesia vivirá uno de los primeros grandes eventos del Año de la Fe: la canonización de siete beatos entre quienes se cuentan la Madre Marianne Cope de Molokai, la nativa americana Kateri Tekakwitha, el mártir filipino Pedro Calungsod y la alemana Anna Schaffer. Para el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, los ejemplos concretos de la vida de los santos juegan «un papel positivo innegable en este tiempo de nueva evangelización»: son la prueba viviente de que la Iglesia es Santa.
Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregacion para las Causas de los Santos. |
«La santidad de la Iglesia no es la suma de la santidad de sus hijos, sino un don espiritual recibido de Cristo Resucitado», expresó el Cardenal en un nuevo libro publicado bajo el título de «Los santos, testigos de la fe». El texto, cuyo prefacio fue difundido recientemente por el diario L’Osservatore Romano, es el tercer libro del Cardenal sobre el tema de la santidad y reflexiona sobre el significado de la misma, además de destacar lo ejemplos de vida de diversos santos, beatos, venerables y siervos de Dios.
«A través de la historia, la Iglesia carga el tesoro de la santidad de recipientes terrenos. Estando consciente de esto, la Iglesia históricamente no puede hacer otra cosa que convertirse continuamente a la cruz de Cristo», explicó el prelado. En este camino, los santos y mártires son la «demostración de que la Iglesia, aunque no es perfecta aún debido a las miserias de muchos de sus hijos e hijas, no es menos santa, y continúa produciendo frutos de santidad y siempre lo hará».
El prelado también describe que las humillaciones que recibe el cuerpo de Cristo en los pecados de sus miembros deben ser contrarrestados con la santidad de los cristianos y sus comunidades. De esta forma, Dios puede reflejarse en la vida concreta de su Iglesia. «Tal y como Jesucristo pasó por esta Tierra haciendo el bien, también los santos viven haciendo del bien y son muy queridos por el pueblo de Dios. Su vida de fe fascina porque está llena de obras buenas», expresó el Cardenal Amato. Este esfuerzo es obligatorio para todos los católicos.
En este sentido también se expresó el P. Paolo Molinari, quien sirvió en la causa de canonización de la beata Kateri Tekakwitha durante 55 años. Para él, los santos demuestran a todos los cristianos que se puede vivir una vida santa sin importar donde se haya nacido o la vocación al estado de vida que se haya recibido. Más que vivir una vida extraordinaria, se trata de «vivir una vida ordinaria de forma extraordinaria», explicó el sacerdote a Catholic News Service. Este camino «proviene del espíritu de Jesús que se derrama en nuestros corazones».
Aparte de esta función de enseñar el camino de la santidad, los santos son una ayuda eficaz para obtener esta gracia de Dios. La veneración de los santos «es un vínculo entre la Iglesia peregrina (en la tierra) y aquellos que ya han ido hacia Dios». Los santos interceden por sus hermanos, como destaca el sacerdote en el caso de las comunidades nativas norteamericanas que acuden con fe a la ayuda de la beata Kateri. «Estando con Dios, ella probablemente susurrará a su oído algo de lo que queremos que le diga», expresó gráficamente el presbítero.
Con información de Catholic News Service y ACI.
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