Cebú (Martes, 14-08-2012, Gaudium Press) «Detestamos el recurso desenfrenado a tácticas sucias», afirmó ayer la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas en una declaración de extraordinaria dureza sobre el avance de una ambiciosa ley antinatalista en el Congreso de ese país. Los prelados denunciaron que el órgano legislativo consiguió evadir el importante debate que debía tener lugar el pasado 07 de agosto, con una votación no programada llevada a cabo el día anterior y que consiguió la aprobación de la ley. «Esto sobrevino un día antes, justo cuando nadie estaba viendo», aseguraron los Obispos, quienes calificaron la maniobra como «una movida destacable en su sigilo y rapidez».
Mons. José Palma, Arzobispo de Cebú y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas |
El proyecto de ley de Salud Reproductiva es el centro del debate nacional en Filipinas, y constituye un ambicioso paquete de promoción y acceso universal a fármacos anticonceptivos, implantación de dispositivos intrauterinos e introducción de la educación sexual – de enfoque antinatalista – en niños desde cinco años de edad. La Iglesia organizó una fuerte oposición, expresada públicamente en acciones de oración y manifestación popular en contra del proyecto (ver nota anterior).
Varios miembros del parlamento expresaron su firme oposición al proyecto, denunciando incluso que los anticonceptivos eran responsables de la muerte de sus propios hijos, como lo hizo el senador Vicente Soto III, en una conmovedora declaración del pasado 13 de agosto. De acuerdo al legislador, su hijo Vincent Paul nació en 1975 con serias afecciones cardíacas debido a la toma de anticonceptivos por parte de su madre, cuando ya estaba en embarazo. «Así es como lo sé», dijo Soto, explicando su conocimiento sobre los efectos nocivos de la anticoncepción. El infante murió cinco meses después. «Esto no es sólo trabajo, es un asunto personal».
Para la Iglesia en Filipinas, la oposición a la norma es «un asunto de justicia». Ese es el título de su declaración y fue la firme exigencia que hizo al poder legislativo: «La Iglesia Católica y quienes piensan como ella no piden nada más que justicia. Después de todo, tenemos tanto derecho de exponer los peligros y falencias de la ley como aquellos que la promueven». La maniobra política sorprendió a los miembros de la Iglesia, a los activistas y los políticos. «Lamentamos el incumplimiento unilateral de los acuerdos previos en persecución de fines egoístas». Los Obispos también cuestionaron la intervención del Presidente en favor del proyecto de ley, ante cuya influencia se sometió la discreción del legislativo.
Los católicos manifestaron públicamente su rechazo al proyecto de ley de Salud Reproductiva en una multitudinaria jornada de oración y manifestación pública el pasado 04 de agosto. |
«Es mucho lo que está en juego en esta batalla por la vida», exhortaron los Obispos: «la protección de la salud de las mujeres contra los nocivos anticonceptivos; la preservación de la autoridad de los padres sobre sus hijos menores; la protección de los jóvenes contra la educación sexual sin valores; la errada discriminación de los pobres; el despilfarro de billones de pesos en contraceptivos cuando muchos de los pobres mueren de cáncer, tuberculosis, dengue y otros males sin el beneficio de la medicina; la supresión del disenso y las libertades civiles a través de la amenaza de prisión (para los objetores de conciencia) y la aniquilación gradual de la raza filipina a través de la reducción sistemática de la tasa de fertilidad materna».
Ante el avance de la norma y la campaña en favor de los llamados «derechos reproductivos» financiada desde organismos internacionales, «la Iglesia Católica se mantiene firme en su resolución para pelear esta medida letal en cada oportunidad y no importando el costo», declararon los Obispos, «todo por amor a Dios, al rebaño y al país».
Finalmente, la Conferencia de Obispos bendijo y agradeció a los legisladores que se oponen al proyecto con «valentía y dedicación» y exhortó a todos los católicos devotos a unirse en contra de la norma: «Intensifiquen sus oraciones y dejen que sus voces sean oídas y sus acciones vistas. (…) Las características anti vida de la ley van contra de nuestra Constitución, nuestras atesoradas tradiciones y las enseñanzas básicas de la Iglesia Católica, como fueron enunciadas hace años por el Papa Pablo VI y el Beato Juan Pablo II», concluyó.
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