París (Martes, 14-08-2012, Gaudium Press) No es uno o dos, sino varios y constituyendo un número harto significativo, los reconocidos intelectuales franceses de nuestros tiempos que han recorrido el camino rumbo a la práctica de la fe católica, muchas veces desde el nihilismo cuando no desde el simple escepticismo.
Michel Tournier o Didier Decoin, famosos escritores, son la punta de lanza de una nueva generación de autores creyentes, para quienes la fe no está en contradicción con sus logros literarios o filosóficos.
Paul Claudel |
Narra Daniele Zappalà en ‘Avvenire’ la interesante historia de Sylvie Germaine, a quien sus constantes exploraciones sobre la mística cristiana, y sus frecuentes indagaciones en la Biblia, la llevaron finalmente a la conversión.
La historia del famoso literato François Tallandier, narrada en las páginas de Le Figaro, hace recordar el camino recorrido por el legendario Paul Claudel: «Quizás por el esplendor de [la catedral de] Bourges, que le daba a Stendhal alas para ser cristiano. Quizás por la modesta dulzura de la iglesia románica de Ennezat. Quizás porque un día, escuchando pronunciar la palabra ‘católico’ con el desprecio de quien cree que no necesita más razones, me he cansado y he dicho abiertamente: ‘Soy católico’ «, explica quien desde el escepticismo lenta y silenciosamente se fue haciendo creyente.
«Cómo he vuelto a ser cristiano» es el título en ese sentido más revelador del periodista Jean Claude Gillebaud, quien en su camino hacia la fe, que aún recorre, dice haber sido influido por filósofos como René Girard, y por el recogimiento que vio en los monasterios.
El escritor e intelectual Fabrice Hadjadj dice que se convirtió al catolicismo «tras una fase de nihilismo». El escritor Maurice Dantec, que se inscribe en el ámbito futurista, sorprendió a muchos cuando afirmó sin ambages que «no hay futuro para la humanidad fuera de Cristo».
O la sorprendente historia del ensayista y filósofo Bernard Sichère, que pasó por el relativismo de Nietzche, el maoísmo, la doctrina del psicoanalista Lacan, hasta que en el 2003 ya anunciaba sus pasos firmes en la fe en la obra ‘Le Jour est proche’ – El día está próximo; la revolución según San Pablo. O la del también filósofo y poeta Jean Louis Chrétien, que hoy enseña historia de la filosofía de la Antigüedad Tardía y de la alta Edad Media en la Sorbonne.
De una u otra manera, por diversas vías, todos ellos fueron llegando a ese estado en el que sintieron el toque un tanto místico de la fe, que Claudel describió con su fina pluma, cuando un 25 de diciembre de 1886, asistiendo a las vísperas en el día de Navidad en Notre-Dame de París, «cerca del segundo pilar, a la derecha, del lado de la sacristía. Los niños de la coral estaban en trance de cantar aquello que supe más tarde era el Magnificat. En un instante mi corazón fue tocado y yo creí…»
Con información de Religión en Libertad
Deje su Comentario