Madrid (Jueves, 16-08-2012, Gaudium Press) Sara Martín de ‘Religión en Libertad’ cuenta la interesante y a la vez dramática historia de Antonio (nombre ficticio), musulmán convertido al catolicismo y hoy residente en Italia.
El argelino de 40 años quería perfeccionar el italiano que estaba aprendiendo, y comenzó a hacer ‘zapping’ en su radio cuando se deparó con una emisión de Radio María en la lengua buscada. Contento con haber encontrado el medio de mejorar el idioma de Dante, el interés por esa lengua se fue juntando a los mensajes espirituosos que iba escuchando en la radio mariana y a unas dudas que iban surgiendo en su espíritu, particularmente sobre la radicalidad de la sharia impuesta por la larga dictadura del Frente de Liberación Nacional en su país.
A Antonio también lo chocaban las noticias crecientes de nuevos atentados, violaciones y amenazas contra el cristianismo particularmente. «¿Cómo es posible -pensaba – que alguien se adueñe de las palabras del Corán y las transforme en un arma con que golpear a las personas indefensas?».
Antonio fue abandonando las prácticas del Islam. Radio María le va descubriendo un Dios diferente al que conocía. Poco a poco se va haciendo cristiano, con todos los dramas que ello implica en países como Argelia: «En Occidente, cambiar de religión es algo normal, no cuesta nada (…). Sin embargo, para nuestra cultura es un camino accidentado, lleno de obstáculos», explica. De hecho, «para nosotros, perder la fe es un drama, es la antecámara de la desesperación, no es como para vosotros, occidentales, que lográis vivir tranquilos también sin Dios».
Un sacerdote se «atraviesa» en su camino, y Antonio se entrevista repetidas veces durante algunos meses con este presbítero francés. Finalmente pide el bautismo, el cuál asume como portador del mayor tesoro, la pertenencia a la fe cristiana. Antonio sigue su proceso.
Entretanto la familia amenaza con denunciarlo, lo que le implicaría las más serias penalidades, y con el dolor del alma emigra a Italia. Allí respira, y siente el agrado de vivir su fe en libertad.
«Ahora comprendo, -explica Antonio- lo decisivo que puede ser, para ser realmente creíbles, demostrar con los hechos que una civilización que ha heredado los grandes valores del cristianismo puede convertirse en punto de referencia también para el mundo islámico».
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