Castel Gandolfo (Miércoles, 22-08-2012, Gaudium Press) Hoy concluye con la fiesta de María Reina el octavario de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Hoy de mañana el Papa afirmó a los peregrinos presentes en Castel Gandolfo, que «María es la Reina del cielo próxima a Dios, pero es también la madre próxima a cada uno de nosotros, que nos ama y escucha nuestra voz».
Despacio concluye el período de verano en Europa con los últimos días de un calor sofocante. Entretanto, a pesar de las temperaturas altas, muchos peregrinos fueron hoy de mañana a Castel Gandolfo donde el Papa realizó la audiencia general. Por causa del calor los encuentros son mucho más cortos que las audiencias en la Plaza San Pedro.
Coronación de María – Duomo de Venecia |
Benedicto XVI, en la catequesis, explicó aspectos del significado teológico de la fiesta de hoy. «María es Reina -dijo- porque está asociada de modo único con su Hijo, sea en el camino terrenal, sea en la gloria del Cielo. Como afirma Efrén el Sirio, la realeza de María deriva de su maternidad divina: Ella es Madre del Señor, del Rey de los reyes (cfr Is 9, 1-6) y nos indica a Jesús como vida, salvación y nuestra esperanza».
El Santo Padre observó que como la de Cristo, también la realeza de María se caracteriza en la humildad, el servicio y la caridad. También Ella participa de la responsabilidad de su Hijo. El título de Reina es también «importante en la devoción mariana». Por eso, «en la serenidad y la oscuridad de la existencia, nosotros nos dirigimos a María entregándonos a su continua intercesión, para que del Hijo nos pueda obtener toda gracia y misericordia necesarias para nuestro peregrinar por las estradas del mundo», invitó el Papa.
En el tradicional saludo en lengua española, el Santo Padre invitó a los peregrinos de México y de otros países latinoamericanos a «encomendar nuestras súplicas a la intercesión de la Santísima Virgen, que hoy invocamos como Reina, pues la Madre del Rey de Reyes no dejará de presentar nuestra oración confiada al corazón de su divino Hijo, ni de velar por nosotros en nuestro peregrinaje terreno».
En el tradicional saludo en portugués, el Santo Padre continuando el tema, observó que «la Iglesia celebra a Nuestra Señora Reina de los Cielos y de la tierra que, a ejemplo de su Hijo Jesús, Señor del Universo, manifiesta su realeza a través de la humildad, el servicio y el amor. En vuestra oración, no dejéis de dirigiros a Ella con confianza. Pueda la Virgen María velar por cada uno de vosotros».
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