San José (Viernes, 31-08-2012, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal de Costa Rica se ha opuesto con firmeza a la aplicación del Programa de Educación para la Afectividad y la Sexualidad Íntegra diseñado por el Ministerio de Educación Pública (MEP) de ese país. En una declaración del pasado 27 de agosto, la Iglesia calificó el programa como «gravemente dañino» y solicitó su completo rediseño. «Nuestra intención es contribuir a la protección de nuestros niños, adolescentes y jóvenes», expresaron los Obispos.
En primer lugar, los prelados explicaron la posición de la Iglesia sobre lo que significa una educación verdaderamente íntegra en la materia: «La visión cristiana de la sexualidad no puede ser más positiva; ella es un don de Dios Creador, y la persona humana, haciendo uso correcto de ella misma, está llamada a parecerse a Dios, en cuanto que la sexualidad está destinada por Dios a ser sobre todo «lenguaje de amor», y entonces también generadora de vida», expusieron los Obispos. «No cabe separar el Amor de la Vida».
Esta no es la visión del ser humano que refleja el programa educativo propuesto. Pese a tener el título de «íntegra», la Conferencia Episcopal destacó que la dimensión espiritual no es tenida en cuenta de ninguna forma, pese a que los adolescentes de Costa Rica creen abiertamente en Dios (un 98.2%), y 7 de cada 10 afirma ser católico. Otros aspectos, como los emocionales y afectivos, son desplazados por un enfoque «descaradamente hedonista», en el cual «la palabra placer es quizá la más repetida».
La declaración también llamó la atención sobre la insistencia del documento sobre la supuesta «construcción cultural» de los rasgos característicos de la identidad del hombre y de la mujer, además de numerosas ambigüedades que pueden generar en los estudiantes mucha confusión a nivel conceptual y moral. «Da la clara impresión de que se trata, en este punto, más de propaganda que de educación», afirma el documento.
Por estos motivos los Obispos decidieron oponerse con firmeza a la medida, al tiempo que afirmaron no estar en contra de una educación que verdaderamente corresponda a la realidad natural y trascendente del ser humano. «Nuestro SÍ rotundo a un programa de Educación para la Afectividad y la Sexualidad, es correlativo a un NO igualmente rotundo al Programa que el MEP proyecta ir implementando a partir del próximo año lectivo» declararon.
Por los graves males que se derivarían del programa, los prelados no consideraron suficiente invitar a los padres a objetar individualmente la medida sino pedir que sea totalmente retirada: «Si en sí mismo el programa es (..) moral y pedagógicamente perjudicial, lo es para todos»
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