Ciudad del Vaticano (Lunes, 03-09-2012, Gaudium Press) En su alocución ayer en el Ángelus dominical, el Papa advirtió contra la falsa religiosidad. Comentando textos usados en la Liturgia de la Palabra del día, el Pontífice habló sobre la Ley de Dios que encuentra su pleno cumplimiento en el amor.
«La Ley de Dios es su Palabra que guía al hombre en el camino de la vida, lo hace salir de la esclavitud del egoísmo y lo introduce en la ‘tierra’ de la verdadera libertad y de la vida. Por esto en la Biblia la Ley no es vista como un peso, una limitación oprimente, sino como el don más precioso del Señor, el testimonio de su amor paterno, de su voluntad de estar cerca de su pueblo, de ser su Aliado y escribir con él una historia de amor», expresó el Pontífice.
Entretanto, el Pontífice advirtió contra el peligro, que vivieron los judíos al entrar en la tierra prometida, pueblo que a pesar de «depositario de la Ley», «se siente tentado a poner su seguridad y su alegría en algo que ya no es la Palabra del Señor: en los bienes, en el poder, en otras ‘divinidades’ que, en realidad son vanas, son ídolos».
La Ley de Dios permanecía en los judíos, pero, lejos de ser lo más importante, «se convierte más bien en un revestimiento, una cobertura, mientras la vida sigue otros caminos, otras reglas, intereses individuales y de grupo con frecuencia egoístas», expresó Benedicto XVI.
«Por tanto, las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy contra los escribas y los fariseos deben hacernos pensar también en nosotros. Jesús hace propias las palabras del profeta Isaías: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres» (Mc 7, 6-7; Cfr. Is 29,13). Y después concluye: «Dejando el precepto de Dios, se aferran a la tradición de los hombres» (Mc 7, 8)», continuó el Papa.
Benedicto XVI -quien había comenzado su día en la Misa con sus ex-alumnos en la conclusión del círculo «Ratzinger Schülerkreis»- pudo ver entre los peregrinos que participaban de la audiencia a un grupo de libaneses con una faja conteniendo la frase «Tierra Santa te espera». Benedicto XVI manifestó la alegría que para él comportará visitar el Líbano, confirmando así su viaje.
En el saludo a los peregrinos en lengua española, el Santo Padre invitó a seguir el ejemplo de la Virgen María de «cumplir con sinceridad los preceptos de Dios, para con su ayuda crecer en el conocimiento y en la práctica de la virtud». «Que a ejemplo de la Santísima Virgen seamos dóciles al Señor y tratemos de cumplir constantemente su voluntad, cueste lo que cueste, sin caer en el desaliento o la hipocresía», dijo.
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