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Brasilia (Martes, 04-09-2012, Gaudium Press) La Iglesia en Brasil reserva todo el mes de septiembre para celebrar el «Mes de la Biblia». Este año de 2012 tendrá como tema «Discípulos Misioneros a partir del Evangelio de Marcos», y como lema «¡Coraje, Levántate! ¡Él te llama!».
Celebrar el Mes de la Biblia ya constituye una tradición. Hace casi 50 años que él es conmemorado. La costumbre se inició a partir de la arquidiócesis de Belo Horizonte, cuando en esa jurisdicción se conmemoraba el Jubileo de Oro. El Obispo de entonces pidió que los fieles, durante el año de esa festividad, se empeñasen en conocer más la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras. Y fue atendido.
La idea se esparció con rapidez por la regional de la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil (CNBB) y, poco después, alcanzó todo el Brasil. Hoy, 41 años después, el Mes de la Biblia forma parte del calendario oficial de la Iglesia en Brasil.
La celebración de ese mes es orientada por los Obispos del Brasil y es una invitación para que los católicos brasileños conozcan más la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras.
La Comisión Episcopal Pastoral para la Animación Bíblico-Catequética de la CNBB es quien se responsabiliza por la temática del Mes de la Biblia. Es ella que elabora los textos-base para direccionar a los fieles. Sin embargo, muchas diócesis y parroquias también desarrollan actividades específicas, siempre en sintonía con el tema propuesto por la Comisión.
Mons. Jacinto Bergmann, presidente de la Comisión Bíblico-Catequética del episcopado brasileño afirma: «En el Mes de la Biblia de este año 2012, iniciamos con el Evangelio de Marcos (también porque es el Evangelio del Año Litúrgico). Eso justifica su tema: ‘Discípulos misioneros a partir del Evangelio de Marcos’. Como lema quedó el versículo 49 del capítulo 10: ‘¡Coraje, Levántate! ¡Él te llama!’.
Mons. Jacinto muestra lo que el propio evangelista Marcos quiere acentuar en nuestro discipulado misionero de Cristo: es preciso la actitud del coraje para acoger a Jesucristo, el «Mesías e Hijo de Dios»; es preciso la actitud de la prontitud sin reservas para seguir al «Maestro»; es preciso la actitud de dejarse cautivar por «Cristo y el Reino de Dios irrumpido en Él».
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