Santiago de Compostela (Jueves, 06-09-2012, Gaudium Press) «La Liturgia, fuente y espacio para la Fe» fue el tema de la conferencia impartida por el Prof. D. Jaume González Padrós , director del Instituto Superior de Liturgia de Barcelona, en las XIII Jornadas de Teología organizadas en Santiago por el Instituto Teológico Compostelano.
D. Jaume González es sacerdote de la archidiócesis de Barcelona. Tras sus estudios filosóficos y teológicos en el Seminario Mayor diocesano, se licenció en Teología (especialización Liturgia) en el Instituto Superior de Liturgia de Barcelona. Completó sus estudios superiores doctorándose en Teología, especialización «Sacramento», en la Facultad de Teología del Pontificio Ateneo San Anselmo de Roma. Actualmente es Director del Instituto Superior de Liturgia de Barcelona y profesor del mismo, así como de la Facultad de Teología de Cataluña. Es director también de la Semana de Liturgia, y de la revista «Liturgia y Espiritualidad».
Aspecto de las Jornadas Teológicas en Compostela |
Miembro del Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona, ha publicado varios trabajos, entre ellos los libros «La ordenación: una novedad de vida», de la colección «Emaús» n. 56, «La Liturgia de las Horas en la parroquia», «Los ritos iniciales de la misa» y «Comunión y conclusión de la misa» de la colección «Liturgia Básica» nn. 13, 38 y 45 respectivamente, y el estudio «La asamblea litúrgica en la obra de Aimé G. Martimort », dentro de la colección« Biblioteca Litúrgica »n. 21. Es Consultor de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, miembro del Consejo de Redacción de la revista «Phase», y de la Asociación Española de Profesores de Liturgia; y Rector de la parroquia de San Lorenzo, en la ciudad de Barcelona.
Don Jaume en su intervención en Santiago de Compostela hizo un análisis de la importancia de la Constitución Sacrosanctum Concilium y de la reforma litúrgica post-conciliar. Realizó un recorrido por los textos conciliares y de los Papas a respecto de la importancia de la Liturgia y sus relaciones con la Teología y la Fe. Describió una serie de omisiones y abusos que se han producido a lo largo de los años. Recordó también lo expresado por Benedicto XVI cuando dijo que habían ocurrido «deformaciones al límite de lo soportable». Se refirió también al sentido eclesial de la disciplina litúrgica, así como al sentido de lo sagrado o el «sagrado subjetivo». Analizó la insuficiente formación que se da en algunas partes y explicó lo que es la renovación litúrgica real.
Basándose en la Constitución ‘Sacrosanctum Concilium’
El profesor González Padrós señaló que «todos admitimos que en la Reforma Conciliar no todo han sido luces. Que estas han dominado el campo visual es cierto y por ello damos gracias a Dios. Pero la respuesta humana no siempre ha estado a la altura del don divino. Para un observador de mi generación, que no tiene experiencia personal del antes del Vaticano II, le es muy difícil evitar la sorpresa ante algunas realidades litúrgicas, que si bien pretenden pasar por conciliares, están de hecho muy alejadas tanto del documento ‘Sacrosanctum Concilium’, como de su prehistoria y de su interpretación magisterial. No puedo dejar de pensar que para algunos hermanos mayores míos les fue muy complicado distinguir entre el texto y el pretexto a la hora de poner en práctica las directrices conciliares».
Para el Director del Instituto Superior de Liturgia de Barcelona «tampoco se descubre nada nuevo si afirmamos que en el ansia de formación que se desprende en la ‘Sacrosanctum Concilium’ se ha visto en buena parte frustrada. De lo contrario no se habrían dado tantas disonancias. En el N. 14 esta Constitución dice que lo deseado por el Concilio no se podrá alcanzar ‘si antes los mismos pastores de almas no se impregnan totalmente del espíritu y de la fuerza de la Liturgia y llegan a ser maestros de la misma, es indispensable que se provea antes que nada a la educación litúrgica del clero’. La Liturgia no es una de las ‘Marías’ «.
«El Concilio dice que todos los grandes tratados teológicos estén en sintonía con el tratado de la Liturgia, y que este venga a ser como el quicio de todos los grandes tratados teológicos. ¿Dónde se hace esto? ¿en qué Facultad de Teología se hace esto?…»
«Guardini, el gran Romano Guardini, en el año 65 escribía: ‘este es el trabajo de hoy -la educación litúrgica- si no se realiza, la reforma de los ritos y de los textos no representará mucho’. La afirmación de Guardini torna en nuestro hoy, una especial significación. Porque sí, hablemos de nuestro hoy. De cómo estamos hoy».
«En pocos años hemos visto aparecer numerosos grupos filosófico-religiosos, muchos de ellos con marca asiática, que captan a no pocos de nuestros conciudadanos aparentemente ateos o agnósticos y claramente desmotivados, quizás desengañados, por lo que al Cristianismo se refiere y en concreto al Cristianismo que representa la Iglesia Católica. Pasan delante de nuestros templos con indiferencia y con la misma actitud asisten -que no participan- a nuestras celebraciones litúrgicas, acompañando a amigos o parientes, en bodas, funerales, bautizos».
El Prof. Gonzalez Padrós está «de acuerdo con las palabras de Admiro Ritcci en el libro: ‘Retos del pensamiento débil’ cuando dice que ‘la muerte de Dios anunciada por Nietzsche, no deja al ser humano en el vacío ontológico, donde afirmar incondicionalmente su libertad como pretende Sartre, o contemplar desesperadamente su disolución como quieren otros sino que hace posible la apertura de un espacio donde florecen las divinidades’. Porque este es el resultado de la afirmada proliferación de los nuevos movimientos religiosos. La multiplicación de dioses, de verdades, y de ritos. No es la aparición, no es la aparición, la multiplicación. De esta forma el fenómeno religioso post-moderno acaba por obtener el efecto contrario al motivo por el que se pensaba había nacido, su pretensión nos decían, era destilar la verdad sobre Dios, sobre el hombre, dado que las impurezas de las iglesias institucionales históricas impedían el acceso a ella. Y sin embargo, lo que hacen es fecundar divinidades e infinitos sin parar, creando un mercado de lo religioso, donde todo huele a relativismo. En consecuencia, la cualidad fundamental de lo divino, es decir su ser absoluto y último, queda hipotecada radicalmente. En este marco la liturgia de la Iglesia debe presentarse con toda nitidez, como respuesta serena y arraigada tanto en la razón humana como en el don del único Dios para que el símbolo vehiculado por el rito pueda comprenderse, sentirse, vivirse como la verdadera respuesta a la visión espiritual de la existencia que en el fondo, reclama toda sociedad humana».
La verdadera lógica del símbolo cristiano
«A la pretensión de dominar el natural y el sobrenatural, de suprimir la tensión entre finito e infinito, el rito cristiano pone al diálogo estas dos realidades en la lógica de la encarnación del Verbo, sin pretender anular la distancia desde la racionalidad, sino anclando su comunicación en la Fe. Una auténtica celebración simbólica respeta el conflicto entre los elementos citados y así lo abre a la trascendencia».
«Por ello, corresponde a la Liturgia cristiana el deber de no eliminar el misterio. Ha de alejarse de una ritualidad que tenga la pretensión de mostrar como algo diáfano lo que sólo en la Fe, puede ser contemplado y aceptado. Porque por una parte está el silencio de Dios, sobre el que se balancean tantos grupos sectarios en nuestros días y que a menudo también para un cristiano representa el compendio de lo trágico, tanto de la humanidad como del mismo cristianismo. Este silencio de Dios…»
«Pero por otra parte el símbolo cristiano es presencia, acontecimiento con mayúscula, de una presencia, si bien en la lógica del símbolo, en esta lógica, el acontecimiento aparece siempre incompleto: sí, pero todavía no. Dimensión escatológica.»
«Y en esta situación debe mostrarse ritualmente, porque en la Liturgia que tome posesión del acontecimiento desde el rubricismo, sea del tenor que sea, caería en la idolatría. Precisamente por lo que estamos diciendo, urge una serena fidelidad a los ritos y preces con los que la Iglesia pone ante sus ojos y los de todo el mundo, la presencia del Dios vivo, porque precisamente en la liturgia Dios no es -como diría Heidelberg- una presencia muda, sino que en ella, en la liturgia, él mismo pronuncia la única palabra que puede sacar de la perplejidad esta sociedad actual, suspendida entre el impulso hacia el último Dios y la muchedumbre de dioses».
Y concluyó Don Jaume González Padrós expresando: «Es por ello que con Guardini clamamos por una educación litúrgica vital para que el mundo crea y muy oportuno en éste año de la Fe».
Gaudium Press / José Alberto Rugeles
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