Redacción (Lunes, 10-09-2012, Gaudium Press) «Se sitió madre espiritual de los indígenas, a los que quiso mostrar el amor de Dios. Sus tiempos no fueron fáciles, pues las tensiones sociales ensangrentaban también entonces su noble Patria. Inspirándonos en su mensaje pacificador, le pedimos hoy que la amada Colombia goce pronto de paz, justicia y de progreso integral», con estas palabras, que ganan hoy una especial actualidad, se refirió el Papa Juan Pablo II a la Madre Laura Montoya durante su ceremonia de beatificación en Roma el 25 de abril de 2004. La Beata podría convertirse en poco tiempo en la primera santa colombiana.
La noticia que el proceso camino a los altares de la beata estaría en su etapa final fue dada a conocer la semana pasada por los obispos colombianos, quienes por estos días se encuentran en Roma en visita «Ad Limina Apostolorum» (ver noticia relacionada).
¿Quién fue esta gran religiosa, quien es catalogada por muchos como la Santa Teresa de Jesús colombiana?
La religiosa colombiana, fundadora de la Congregación «Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena» -conocidas también como las «Misioneras de Madre Laura»-, nació en la pequeña población colombiana de Jericó, situada en el departamento de Antioquia, el 26 de mayo de 1874 en medio de un hogar con profundos valores cristianos, siendo bautizada con el nombre de María Laura de Jesús. Su padre era Juan de la Cruz Montoya; su madre, Dolores Upegui.
La Beata Madre Laura Montoya nació en Jericó, Colombia, el 26 de mayo de 1874 |
Quedando huérfana de padre, quien fue cruelmente asesinado por defender la religión y su país, Laura, junto con sus hermanos y su madre viuda, tuvo que enfrentar desde pequeña las dificultades de la pobreza, que aprendió a sobrellevar aceptando con amor el sacrificio y fortaleciendo su carácter con cristianos sentimientos.
Pese a que fue una joven que creció sin estudios, a los 16 años ingresa a la normal de Institutoras de Medellín convirtiéndose en maestra elemental y llegando, con gracia de Dios, a ser una gran formadora de generaciones cristianas, escritora innata y una mística profunda por el tiempo que dedicaba a la oración contemplativa.
Madre y maestra de los indígenas
Sintiendo un fuerte llamado de Dios de acoger a los indígenas, quienes al estar alejados de los centros urbanos no conocían a Dios, Laura Montoya decide fundar una congregación que lleve la luz del Evangelio a los habitantes de las selvas.
La Madre Laura se preocupó por llevar la luz del Evangelio a los indígenas |
Este anhelo se hace una realidad en 1914 con el apoyo del entonces Obispo de Santa Fe de Antioquia, Mons. Maximiliano Crespo, con la fundación de la familia religiosa «Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena».
En su autobiografía la beata describe la fundación de la entonces nueva Congregación de la siguiente manera: «necesitaba mujeres intrépidas, valientes, inflamadas en el amor de Dios, que pudieran asimilar su vida a la de los pobres habitantes de la selva, para levantarlos hacia Dios».
Sobre la fundación de las misioneras de la Madre Laura, el Papa Juan Pablo II también se refirió en día de su beatificación: «Esta Beata colombiana se sintió madre espiritual de los indígenas, a los que quiso mostrar el amor de Dios. Sus tiempos no fueron fáciles, pues las tensiones sociales ensangrentaban también entonces su noble Patria».
La Madre Laura falleció en Medellín el 21 de octubre de 1949, su proceso camino a los altares fue abierto el 4 de julio de 1963 en la capilla de la Curia Arquidiócesis de Medellín. Tras confirmarse por los médicos un segundo milagro atribuido a su intercesión, solo queda pasar la Causa a la Comisión teológica, para abrir así camino a la etapa final, que sería su canonización.
La Congregación de la religiosa colombiana cuenta en la actualidad con cinco provincias: Nuestra Señora de Chiquinquirá-Bogotá, Nuestra Señora de Coromoto-Venezuela, Inmaculada-Medellín, Sagrado Corazón de Jesús-Popayán y San José-Ecuador. Su actividad misionera se centra en la acción pastoral y evangelización de pueblos indígenas, mestizos y afro-caribeños.
Con información de las Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena, y El Colombiano.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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