Roma (Martes, 11-09-2012, Gaudium Press) A 2 años de su nombramiento como prefecto de la Congregación vaticana para los obispos, el Card. Marc Ouellet ha conversado con Wlodzimierz Redzioch, generando la entrevista publicada en ‘Inside The Vatican’. Muy diversos temas fueron abordados con el Cardenal, entre ellos sus labores en el discasterio romano, la realidad de la Iglesia en nuestros días, el debilitamiento de la familia y la ideología de género, y los nuevos movimientos de la Iglesia, entre otros.
El Cardenal Ouellet es desde hace 2 años prefecto de la Congregación para los obispos |
Sobre el perfil de un obispo católico, apropiado a las actuales circunstancias que vive la Iglesia, el purpurado señaló que un prelado «debe ser un hombre de fe firme: lo más importante es la fe del pastor. Debe ser un hombre preparado intelectualmente, capaz no sólo de predicar la fe sino también de defenderla. Éste es un rasgo que san Pablo subraya cuando habla de los obispos». Igualmente señaló que uno de sus rasgos debe ser la valentía: «En la cultura se ven menos los valores cristianos y los medios de comunicación son a veces muy críticos con la Iglesia. Por lo tanto, se necesita coraje para afrontar estos ataques y para proteger a los fieles de todas estas corrientes anticristianas así como para hacerles mantener la fe».
Para ‘escoger’ un obispo
El Cardenal canadiense recordó en la conversación con el periodista polaco cómo se desarrolla el proceso para el nombramiento de un obispo, proceso en el que la Congregación que dirige juega un papel esencial, estando siempre reservada la decisión final al Santo Padre: «Para preparar los nombramientos se necesita trabajar en estrecho contacto con los Nuncios Apostólicos y las Conferencias Episcopales para recoger toda la documentación que concierne a los eventuales candidatos para proponer al Santo Padre. (…) El proceso de investigación es hecho con seriedad. Hay consultas con las personas competentes que, en el ‘secreto pontificio’, pueden decir todo aquello que saben y piensan, sin miedo de que sus declaraciones sean conocidas por las personas interesadas. De este modo se recogen informaciones sobre cada candidato que son analizadas durante la reunión plenaria de 30 cardenales y arzobispos, en la cual cada uno puede expresar su parecer y yo, como Prefecto, llevo al Santo Padre el resultado de ese discernimiento. Al Papa le corresponde la decisión final».
Desde su observador privilegiado como cabeza de un importantísimo dicasterio, el Cardenal Ouellet declara sin ambages que «hay una crisis de fe, especialmente en el mundo occidental. Por esta razón no por casualidad se habla desde hace años de la nueva evangelización y Benedicto XVI ha proclamado el Año de la Fe». Para el purpurado «la situación es alarmante y esto se ve en la disminución de las vocaciones y en las dificultades que encuentran los sacerdotes».
Afirma el Cardenal que una característica de una eficaz nueva evangelización que combata el secularismo tiene que ser una fuerte y renovada comunión eclesial: «Están bien las ideas nuevas, los proyectos nuevos, pero lo que convence es la verdadera comunión dentro de la Iglesia. Si nosotros no estamos en comunión unos con otros, entonces la presencia de Dios no es palpable y la Buena Noticia del Evangelio no pasa».
Ideología de género
El purpurado tuvo fuertes palabras contra la ideología de género, «esta ideología hace desaparecer la natural complementariedad de los sexos, la reduce a un factor cultural, niega que el hombre recibe su identidad de Dios y, en este sentido, niega la obra de Dios, convirtiéndose en una antropología sin Dios».
«En la óptica de esta ideología el hombre puede elegir lo que quiere ser, puede ‘rehacerse’ sólo, puede realizarse por sí mismo sólo sobre la base de la voluntad de poder -continuó el Cardenal. Ya en el Génesis se habla de esto: queremos ser como Dios, pero sin Dios. En cambio, Dios quiere ‘divinizarnos’ en la Gracia, es decir, en el libre intercambio de amor entre Él y nosotros en Jesucristo. Los diversos lobbies quieren imponer a la gente esta ideología también a través de las legislaciones estatales. Entonces la Iglesia debe proponer la verdad sobre el hombre a la luz de la Revelación».
El purpurado también destacó, como un gran signo de esperanza que se constituye también en «nueva evangelización en acto», a los «grandes movimientos eclesiales» y las «muchas nuevas comunidades» que han surgido recientemente en el seno de la Iglesia.
«La realidad del Evangelio es el encuentro con Jesús, el Resucitado, que fascina y que hace nacer la comunión. Y donde hay comunión, está la Iglesia. Las nuevas comunidades son la nueva realidad de la Iglesia que puede revitalizar las parroquias y el tejido eclesial», concluyó.
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