sábado, 23 de noviembre de 2024
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"En Cristo encontrarán la fuerza y el coraje para avanzar en los caminos de su vida", dijo el Papa a los jóvenes del Líbano

Beirut (Sábado, 15-09-2012, Gaudium Press) Encuentros del Papa con los jóvenes son siempre uno de los momentos más auténticos y emocionantes de los viajes y no solamente por el clima de entusiasmo y espontaneidad, sino principalmente por la comprensión y simpatía recíproca de aquellos que quieren vivir en la verdad. Eso fue confirmado también en el encuentro del sábado en la noche con los jóvenes del Líbano y de Oriente Medio, que ocurrió en la plaza al lado del Patriarcado Maronita de Bkerké. Fue confirmado por el propio Benedicto XVI: «¡Vosotros ocupáis un lugar privilegiado en mi corazón y en toda la Iglesia, porque la Iglesia es siempre joven! ¡La Iglesia tiene confianza en vosotros! Cuenta con vosotros. Sed jóvenes en la Iglesia. Sed jóvenes con la Iglesia. ¡La Iglesia precisa de vuestro entusiasmo y de vuestra creatividad!»

El encuentro con los «protagonistas del futuro del país»

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Foto: Radio Vaticano

El segundo día del viaje del Santo Padre al Líbano trascurrió bajo el signo de los grandes mensajes. El sábado de mañana el Pontífice encontró a todos los componentes de la sociedad para reafirmar la necesidad del respeto de la dignidad y de la libertad religiosa de cada persona, mientras en la noche «en exclusiva» quiso ver a los jóvenes – «los protagonistas del futuro del país». Con entusiasmo, bellos cantos y lluvia de flores, Benedicto XVI pasó lentamente en el papamóvil dando oportunidad a los presentes de verlo de cerca por algunos segundos. La atmósfera fue definida «una pequeña JMJ». El encuentro de carácter religioso inició con la procesión con el Evangeliario, un ícono de Nuestra Señora y una gran cruz similar a aquella de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Los jóvenes tenían remeras con el número «16» en la espalda, refiriéndose al nombre del Papa.

Yendo a Oriente Medio por cuarta vez, Benedicto XVI reafirma a los jóvenes el «gran honor» que significa pertenecer a la «parte del mundo que vio nacer a Jesús y el desarrollo del cristianismo». No faltó el apelo por la fidelidad y el amor por la propia tierra y para «ser testigos y mensajeros de la alegría de Cristo».

«Conozco vuestras dificultades en la vida cotidiana», aseguró el Papa, «de estabilidad y de seguridad, de la dificultad de encontrar un trabajo o aún, del sentimiento de soledad y de marginalización», como también los «numerosos y graves desafíos» del mundo de hoy; y «la «miel amarga» de la emigración, con el desarraigo y la separación a cambio de un futuro incierto».

Benedicto XVI quiso alentar a los jóvenes libaneses y de Oriente Medio en los propios deseos. «La juventud es el momento en el cual se aspira a grandes ideas y el período en que se estudia para prepararse para una profesión y para un futuro» que «requiere tiempo». El Santo Padre invitó a los jóvenes a buscar «aquello que es bello» y a «hacer lo que es bueno», a tener «la delicadeza y la rectitud de los corazones puros». Recordando las palabras de aliento del beato Juan Pablo II, repitió: «¡No tengáis miedo! Abrid las puertas de vuestras almas y vuestros corazones a Cristo». En él, encontrarán la fuerza y el coraje para avanzar en los caminos de su vida, superando las dificultades y el sufrimiento, y la fuente de la alegría».

Benedicto XVI advirtió a los jóvenes que no se dejen llevar por las «frustraciones presentes»: a las drogas de todo tipo, o el de la tristeza de la pornografía, así como la tentación del dinero. «En cuanto a las redes sociales – continuó – ellas son interesantes pero pueden fácilmente llevaros a la dependencia y la confusión entre lo real y lo virtual. Intentad vivir relaciones de amistad verdadera y noble. ¡Tened iniciativas que den sentido y raíces a vuestra existencia, contrastando la superficialidad y el consumismo fácil!» El Papa invitó a buscar buenos maestros y guías espirituales.

Sed «los mensajeros del Evangelio de la vida y los valores de la vida»

«¡Sed portadores del amor de Cristo!» Con esta invitación el Papa volvió al tema de la Palabra de Dios. «Descubran el interés y la actualidad del Evangelio. ¡Rezad! La oración, los Sacramentos son los medios seguros y eficaces para ser cristianos y vivir arraigados y construidos sobre Él (Cristo), firmes en la fe», dijo.

En el discurso a los jóvenes, pronunciado en francés, el Santo Padre reafirmó la invitación a ser «los mensajeros del Evangelio de la vida y los valores de la vida» que se opone al «aborto, a la violencia, al rechazo y al desprecio del otro, a la injusticia, a la guerra». Alentó a la actitud hacia el perdón. «No es fácil perdonar -observó- pero el perdón de Dios da la fuerza de la conversión, y la alegría de perdonar a su vez», que junto a la reconciliación «son vías de paz y abren un futuro».

El Papa animó a los jóvenes a acoger «con confianza» las preguntas sobre su propia vocación y a responder a ella. «Vosotros también, queridos amigos – dijo – podéis ser una carta viva de Cristo. Esta carta no será escrita sobre papel y con bolígrafo. Será el testimonio de vuestra vida y de vuestra fe». A los jóvenes libaneses, Benedicto XVI recordó que son «la esperanza y el futuro» de su país. «Vosotros sois el Líbano, tierra de acogida, de convivencia, con esta capacidad inaudita de adaptación» dijo pidiendo a ellos que sean «acogedores y abiertos».

Al final de su discurso el Santo Padre confió los jóvenes a la protección de la Virgen María y del Beato Juan Pablo II. El encuentro terminó con la oración de los fieles hecha en las lenguas de Oriente Medio: árabe, francés, armenio, inglés y griego, seguido por la oración del «Padre Nuestro». En privado el Papa hizo un breve discurso improvisado a los patriarcas y los prelados de la comitiva.

La gran plaza al lado de la iglesia puede contener cerca de 20 mil personas. Entre los presentes había algunos millares de jóvenes religiosos y seminaristas del Líbano. La localidad de Bkerké es, desde 1823, la sede de invierno del Patriarcado Maronita de Antioquía y de todo el Oriente, mientras la sede de verano se encuentra al norte del país, en Dimane. El Palacio Patriarcal está en la colina de Harissa dominada por el Santuario de Nuestra Señora del Líbano. La Iglesia Maronita es la única Iglesia oriental desde siempre enteramente en comunión con la Sede Apostólica.

 

 

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